La policía de Waldbröl, un pueblo al oeste de Alemania, detuvo a un narcotraficante el 3 de septiembre tras recibir varias llamadas en las que solo se oían ronquidos. Ante la extraña llamada, los agentes enviaron una patrulla al domicilio para comprobar que no había ocurrido ningún accidente.

Al llegar a la casa de la que provenían las llamadas, llamaron a la puerta y un hombre les abrió, sorprendido por la presencia de la policía.

Los agentes decidieron inspeccionar el apartamento debido al fuerte olor a marihuana ante la incomodidad del hombre que había abierto la puerta. Durante el registro, la policía halló numerosas pastillas de éxtasis, grandes cantidades de anfetamina y cocaína, balanzas finas y una importante suma dinero en efectivo, además de cannabis.

Los dos residentes de la vivienda fueron detenidos, aunque ambos se quejaban de que ninguno había llamado a las autoridades. Sin embargo, los efectivos mostraron que su llamada sí constaba en el historial: había llamado sin querer estando dormido.

Los hombres siguen detenidos provisionalmente mientras continúan las investigaciones.