ELLA consigue que un armario deje de parecer una frondosa selva de prendas amontonadas. O también que se vuelva a ver el suelo del trastero. Porque a Arantza Olasagarre le contratan muchos particulares y empresas para que la armonía vuelva a reinar en sus casas, y en sus vidas. Organiza pisos completos, cocinas, bibliotecas... "me llama mucha gente mayor que tienen las casa llena de cosas de los hijos que ya se han ido", explica esta aliada del orden. Aunque el requisito imprescindible es que cada cosa tenga su lugar, la categorización es la clave. Y es que descartar -clasificar lo que vale y lo que no-, categorizar, y etiquetar son los ejes de su método. "Lo primero es invitar a mis clientes a que hagan una selección. Si son prendas buenas, bolsos de marca, ropa de fiesta, soy partidaria de guardarlo pero en condiciones. Poniéndolo, por ejemplo, en un altillo en una caja", indica. Su hoja de ruta también pasa por dejar en su sitio las cosas que se van usando, "mantener la ropa colgada, usar todas las perchas iguales y doblar en vertical ya que eso optimiza el espacio y permite ver lo que tienes".

Con 53 años, Olasagarre se lanzó al emprendimiento de la mano de DEMA y su programa especial Taldeka Senior y recientemente acaba de ser nombrada presidenta de la Asociación de Organizadores Profesionales (AOPE). Ahora, con su firma In Orden, se dedica a la organización profesional ayudando a restablecer el equilibrio no solo del armario sino también de la cabeza.

Aporta un consejo fundamental; "revisar cada temporada la ropa que te pones y la que no. La que no uses retírala porque ocupa demasiado. Si la quieres conservar, en cajas, fuera de la vista. Y categoriza, por tipo de prendas, por colores. Es más fácil de un vistazo localizar una blusa blanca si las juntas. Ayuda mucho que las perchas sean todas iguales y deben estar colgadas con el gancho mirando al fondo del armario. Hace una imagen más armónica y no te estresa", esboza en modo truco.

"Mis clientes no son desordenados pero tienen tanta ropa o tantos juguetes que acumulan demasiado", matiza. "No todo el mundo tiene vestidores estupendos, tienen armarios normales. Más bien pequeños con mucho fondo, de ahí que haya en las baldas montañas de jerseys o camisetas en una doble hilera. Lo que está detrás no se ve y por eso hay gente que tiene cosas repetidas. Así que organizamos esas baldas profundas con contenedores con las prendas dobladas en vertical. Y te salen todas como los discos de vinilo de antes, uno detrás de otro. Así ves siempre el canto de las prendas. Coges el jersey o la camiseta sin desdoblar los demás. Eso también vale para los vaqueros que no se arrugan", desvela. A nivel empresarial, sus clientes buscan que los espacios sean más productivos y no perder el tiempo buscando material.

Pero Olasagarre se encuentra en las antípodas del minimalismo nipón. "Marie Kondo tira demasiado. Cosas como un destornillador. Quizá no lo uses este mes pero igual lo necesitas dentro de tres. Hay que ponerlo en un espacio que no incordie en el día a día. Igual que los libros. Yo hablo con los clientes ver cómo los buscan; por autor, por título y se los organizo así. Luego procuro que visualmente queden bonitos". Además ella está especializada en espacios para personas ciegas o con determinadas discapacidades. "Hay unos marcadores a modo de pinzas que funcionan genial para que puedan identificar las prendas por colores", destaca.