DETRÁS de una gran pantalla se vislumbraban las sombras de los cantantes que forman parte del coro Luis Iruarrizaga de Igorre; el silencio, en el último concierto ofrecido en junio en Igorre, se rompía en el instante en el que las afinadas voces ocultas tras la blanca cortina inundaban el auditorio. No fue una actuación al uso, sino que fue mucho más. El aplauso final de una abarrotada sala dejaba constancia del éxito de un montaje en el que se conjugaron muchos elementos: la música sacra -base del coro-, la fusión de otros estilos musicales, instrumentos como el piano, alboka, pandereta y la colaboración del grupo de danza Ara-tzarte. “Queremos renovar. No se trata solo de salir al escenario y de cantar. Hay que emocionar al público, sorprenderle, engatusarle...”, relata Irune Elexpe, coralista y miembro del grupo de trabajo. Renovarse o morir. No queda otra. En 2021 el coro de voces mixtas Luis Iruarrizaga cumplirá cuarenta años y sus integrantes han decidido darle un giro y avanzar en sus actuaciones para atraer a cada vez un mayor público. “Hay que atrapar la atención. Que el público no sepa qué se va a encontrar cuando comienza la actuación. Y para eso hay que trabajar nuevos estilos y añadir cosas novedosas”, explican. Pero eso sí, lo que tienen claro es que la base no la van a dejar de lado: “La música sacra es maravillosa si se canta bien, claro”, destacaron. Sin embargo, en este momento dulce que viven bajo la dirección de Miren Zubieta los integrantes del coro Luis Iruarrizaga cuentan sobre la mesa con infinidad de ideas y muchas ganas de dar forma a las próximas actuaciones. “Hemos empezado los ensayos con la incorporación de dos personas más, pero nos gustaría ampliar el coro. Necesitamos más bajos. Hemos tanteado a algunos y esperemos que se animen pronto”, dicen. El único requisito para formar parte de este grupo es el compromiso y el gusto musical. Todo lo demás, según destacan, se va adquiriendo a base de trabajo”.

Arantza Petralanda, Felipe Bernaola e Iñaki Etxezarraga también forman parte de esta agrupación creada en el año 80. En un primer momento solo eran voces masculinas, pero no pasó mucho tiempo hasta que comenzaron a introducirse las voces femeninas. “Disfruto con el coro. Ha habido épocas complicadas, pero reconozco que ir a cantar, formar parte de una agrupación como esta me da vida. A mí me llena”, dice Arantza, coralista veterana. Para Felipe el coro es como un imán. Durante su trayectoria se ha visto obligado a abandonarlo durante algunas épocas. “Después de un tiempo he regresado y me he encontrado un muy buen ambiente. Reconozco que me encanta cantar y formar parte de este coro. Estando fuera el cuerpo me pedía volver”, confesó. Iñaki Etxezarraga también lleva poniendo voz a las canciones que interpretan en este coro desde los inicios. Ahora, ya jubilado, combina sus otras obligaciones con los ensayos del coro dos veces por semana. “Merece la pena. En mi caso comparto afición con mi mujer que también está en el coro. A los dos nos gusta mucho”, añadió. Ya han comenzado los ensayos con nuevas melodías a las que pondrán voz y alma. En primavera se iniciará la temporada de conciertos. Pero antes, en febrero, Luis Iruarrizaga acudirá a la semana coral de Begoña: “Hacen una criba y a nosotros nos llaman todos los años”, concluyen.