EN cada ser humano hay un creador”, dice a modo de mantra la frase que tiene publicada Natalia Gallego en su Instagram. Habla con conocimiento de causa porque ella es el vivo ejemplo de que detrás de cada persona puede haber un artista. Pintora autodidacta, tardía y vocacional, ha pasado de colgar sus lienzos en las casas de familiares y amigos a ser seleccionada para exponer en Austria en el Salzburg International Artfair (SIAF), un evento de arte contemporáneo indispensable en el calendario ferial europeo. Gallego todavía no ha bajado de la nube y continúa alucinada por haber resultado seleccionada para una feria de esta categoría. “Me ha pillado completamente de sopetón. La primera sorprendida he sido yo”, exclama, justo antes de partir de vacaciones y visitar también Salzburgo, donde desde hoy y hasta el próximo día 18 se exhibirán cuatro de sus creaciones.

La historia de Gallego con la pintura es la de un amor tumultuoso. Cogió los pinceles tras su primera visita al Guggenheim porque vio piezas que la enamoraron. Y mantuvo un primer romance con la pintura. “Enseguida lo abandoné por cuestiones familiares. Todo el mundo me decía: Si lo haces muy bien. Pero tenía que conciliar familia y trabajo y ahora que tengo más tiempo, lo he retomado”, señala con el regusto de volver a dedicarse a su gran pasión, el arte contemporáneo.

Sus lienzos decorativos de estilo abstracto levantan pasiones más allá que entre sus allegados. “A través de mi Instagram me contactó la galería madrileña Van Gogh para ver si me interesaba llevar alguno de mis cuadros a Austria. Y de ocho, seleccionaron cuatro”. En un formato de cien por ochenta centímetros, todos ellos son un alarde de colorido como el que representa la primavera en tonos naranjas, o un lienzo en rojo y gris, absolutamente potente. Incluso el más sutil, en el que aparece una formación de submarinos navegando en superficie cubiertos por la niebla como recién salidos del Abra, rezuma luz y color. Sin embargo, no tienen ningún nexo en común: “Lo único que me caracteriza es que no pinto paisajes”, describe.

Y es que Van Gogh Art Gallery forma parte de los expositores colaboradores en la feria de arte contemporáneo de Austria. “Al igual que en los u?ltimos diez an?os, seleccionamos a los expositores con gran cuidado y confiamos en la implementacio?n de alta calidad de la idea de Art Austria, que ha hecho de esta feria, SIAF, un evento indispensable”, afirman desde la galería madrileña.

El mérito de Gallego es que lo suyo es completamente vocacional y autodidacta. “Nunca he pisado una academia y prácticamente pinto solo el fin de semana”. Porque Natalia arranca sus trazos, se emociona y diseña una obra de arte. Asegura que aún no ha vendido nada porque solo ha pintado cuadros para gente de su entorno que se los reclamaba. “Empece a pintar para mí, luego para mis padres y hermanas. La gente me mandaba fotos de su salón y les hacía un lienzo por pura afición”, indica. “Tengo facilidad -reconoce-, veo cosas por la calle y las plasmo. Creo que tengo algo innato. Me dio por ser secretaria, pero seguramente tenía que haberme dedicado a la pintura”, se lamenta, consciente de sus dotes desaprovechadas.