CUANDO la familia llega desde un laboratorio hacen falta profesionales capaces de revolucionar la medicina reproductiva. Ellos y ellas manejan técnicas tan avanzadas que dan vida, en concreto 8.000 criaturas en los apenas catorce años que lleva abierto IVI Bilbao. Asistimos a un cambio en el acceso a la maternidad y este campo de la medicina crece a un ritmo tan vertiginoso que hace realidad el empeño de concebir para las mujeres y las parejas con problemas. “Esta es una especialidad relativamente joven que da pasos de gigante cada año y las cosas han cambiado muchísimo. Desde subsanar alteraciones genéticas, mejoras en los medios de cultivo, mantener los embriones en las incubadoras en condiciones casi perfectas... Cada vez hay más avances que hacen posible que muchas parejas tengan un hijo”, recalca el doctor Marcos Ferrando, director de IVI Bilbao, Gasteiz y Donostia. Pero aunque han conseguido grandes logros, aún quedan retos. “Todavía no somos capaces de lograr óvulos jóvenes en mujeres de cierta edad”, afirma Ferrando, para quien el futuro está ligado al rejuvenecimiento ovárico y las células madre.

La fusión con la compañía norteamericana RMA ha convertido al IVI en el mayor grupo mundial del tratamiento de la infertilidad. “Hemos cogido lo mejor de los dos grupos y, por ello, además de las nuevas tecnologías, ha cambiado mucho la forma de trabajar”, destaca. Transparencia y confianza de los pacientes son dos máximas que guían la labor de este equipo que acaba de estrenar el mayor laboratorio de reproducción asistida del País Vasco con una inversión de tres millones de euros. Unas instalaciones que mantienen abierta una “ventana al laboratorio”, que da la opción a los pacientes a participar en primera persona de los procesos de fecundación in vitro. “Porque eso ayuda emocionalmente y contribuye a llevar mejor los tratamientos”, subraya Ferrando. Unas cabinas también supersofisticadas “permiten que los embriones se encuentren en las condiciones de CO2 y temperatura óptimas y le proporciona las mejores condiciones de cultivo durante el tiempo que está fuera del útero”, apunta Zaloa Larreategui, directora del Laboratorio de Fecundación in Vitro.

Precedidos por sus éxitos, han lanzado el plan IVI Baby con la garantía de tener un recién nacido o, en caso contrario, recuperar el dinero. “Este plan es fruto de toda la investigación y desarrollo que nos da unas extraordinarias tasas de embarazo ya que podemos garantizar el resultado final”, indica el doctor. “Todo depende del tipo de técnica que se emplee pero en donación de óvulos estamos llegando a un 97%. Al final del proceso, y si la paciente va aceptando cada uno de los tratamientos que le proponemos, muy poca gente se quedará fuera de la posibilidad de ser madre o padre”, sentencia.

En este punto recuerda que “si nos llega una mujer de 45 años, la calidad de sus óvulos ya no es buena y con sus óvulos no vamos a poder garantizar un embarazo. Pero si acepta una donación, tiene opciones que antes no tenía”. “El principal problema que me encuentro en la consulta es que me vienen mujeres de más de 40 años a las que nadie ha explicado que la calidad de los óvulos disminuye con los años. Y como se retrasa mucho la maternidad cada vez hay más mujeres que llegan tarde y tenemos una demanda importante de donantes”. Pero él es optimista. “Vamos a seguir mejorando las tasas de éxito, con lo cual vamos a poder conseguir un embarazo con menos intentos y además seremos capaces de solucionar la edad del óvulo”, revela Ferrando, tocando el futuro con las manos.