LOS perros en Bilbao pueden irse de pintxos y beberse unas cervezas -sabor pollo- sin que nadie les miren mal; se trata de un local donde los perrunos pueden hacer lo que les de la gana. No es una bilbainada, no. Es la alternativa de ocio que ofrece Belfos y Trufas, un bar -el único de esas características que hay en el Estado- y que ofrece a los canes barra libre y mucha diversión. Giovanna y Adriana Rentería, dos hermanas enamoradas de los animales, pusieron en marcha hace cuatro años en el Casco Viejo de la capital vizcaina este establecimiento, donde los perros pueden consumir alimentos adaptados con forma de pizza, palomitas, chips, chuches de todas las clases, pasteles, tortilla y salchichas. “Aquí tenemos un poco de todo para ellos. Intentamos que disfruten del rato que pasan con otros perros y también, con sus amigos humanos. Aquí los perros vienen a jugar”, destacó Giovanna. Pero al humano no se le cierra las puertas, para ellos hay un pequeño rinconcito -con bebida y comida- en el que pueden charlas y socializar entre ellos mientras que sus perros lo pasan pipa.

En la entrada del bar Belfos y trufas cuelga un cartel con el siguiente lema: Bar para perros se admiten humanos. “A la gente le hace mucha gracia cuando lo leen, pero el mensaje tiene un dardo envenenado”, lanza una de las propietarias del local.

Hartas de que en muchos sitios la presencia de perros esté mal vista, a estas dos hermanas se les ocurrió poner en marcha hace cuatro años un negocio en el que los peludos de cuatro patas fueran los protagonistas, sin excepción. “Quienes tienen perro saben que en los transportes públicos y también en otros muchos sitios hay gente a los que les molesta la presencia de perros. Aunque los perros de hasta 8 kilos pueden viajar en metro hay a mucha gente que se queja por ello. Pero no solo es eso. En muchos bares de Bilbao los perros tienen la entrada prohibida”, relata Giovanna.

Esa fue la clave para dar forma a esta idea que ha tenido una gran aceptación entre quienes tienen perro en la villa, pero que curiosamente, ha sorprendido muy gratamente a visitantes de otras provincias. “A los turistas les encanta el local, nos dicen a ver si no tenemos intenciones de abrir otros bares en sus ciudades de origen o si conocemos algo parecido. La idea les parece la bomba”. Según Giovanna a quienes más les satisface la idea de un bar para perros es a los turistas estadounidenses o de otros países europeos. “Aquí gusta mucho, pero la sensibilidad hacia negocios dedicados exclusivamente para los animales es diferente cuando se trata de personas de fuera del País Vasco o del estado”, lanzan las hermanas.

Desarrollar un proyecto de estas características -a pesar de la aceptación del público - no ha sido tarea fácil, pero, sin embargo, tal y como destaca Giovanna se siente feliz viendo a los perrunos disfrutar. “Son tan agradecidos... Aunque suene a tópico y haya gente que no lo entienda los perros son mucho mejores que las personas”, comenta. En este bar también organizan perricumples con tarta incluida. “Ha habido fiestas de cumpleaños en las que se han juntado hasta diez perros, todos correteando y los humanos por el suelo jugando. Los peludos se lo pasan genial”, concluye.