LA primavera, el jardín altera. Lo sabe bien Elen Sebastian que desde Akabera Diseinuak, ve cómo en estos días de sol y buenas temperaturas, el trabajo en los espacios vegetales vascos se multiplica. Especialista en mimar las plantas, esta jardinera explica que influye mucho la climatología y el tipo de espacio que busca el cliente. “Actualmente, la mayoría quiere un jardín que no precise un mantenimiento excesivo, aunque también hay quien quiere un césped impoluto como un campo de golf. Para el que desea un mantenimiento más bajo, lo ideal siempre es planta autóctona. En Bizkaia va muy bien la magnolia que antes de primavera está con unas flores rosas preciosas, el cerezo ornamental con la florecita blanca pequeña o el ciruelo ornamental. Son árboles de porte pequeño y mediano que se pueden poner en cualquier jardín”, revela.

¿El secreto para que luzca espectacular? Controlar factores como la orientación, costa/no costa, agua, tipo de tierra y, sobre todo, heladas, que es lo que más daño causa. “En el Valle de Arratia no debes colocar plantas que no puedan estar por debajo de cero grados y en una zona ventosa o de costa, siempre tienen que estar resguardadas, al socaire”, ejemplifica.

Sebastian es una gurú del verde y alma mater de Akabera Diseinuak, una firma que aporta el plus de realizar el diseño del jardín por ordenador. “El cliente ve cómo queda su propio jardín con un programa virtual como si fuera un juego de ordenador”. Este paisajismo digital es una herramienta potente, ya que permite visualizar a qué altura va a quedar la planta, aporta estudios de luz solar, etc.

En Akabera, los hermanos Xabier, Joseba y Elene están especializados en dar vida a áreas en desuso, creando pequeñas zonas de disfrute y relax, por lo que también realizan proyectos en patios interiores o terrazas y llevan a cabo huertos urbanos. “Trabajamos mucho en terrazas, porque una terraza con elementos vegetales gana muchísimo, ya que aportan mucha más vistosidad y frescor”. Junto a ellos, Vincent Molina, jardinero vasco-inglés afincado en Alonsotegi, colabora sobre todo en las obras de diseño. “Trabajamos una jardinería ecológica, sin pesticidas, y también damos la opción de hacer mantenimientos con maquinaria eléctrica y emisiones cero”.

Derribando el mito de que hace falta una inversión potente para recurrir a estos servicios, aseguran que lo básico para que un jardín funcione es el diseño. “Es muy importante la organización. Un jardín de diseño no implica que sea más caro, supone que está bien hecho y que el mantenimiento posterior va a ser más sencillo”, recalca Sebastian.

La combinación de colores, plantas, texturas, volúmenes y tonos es vital para conseguir un espacio diez “porque no todas las plantas son verdes”, matiza, contradiciendo la creencia popular. “Para que un jardín funcione, es decir, que en un año o dos esté más bonito, hay que saber elegir las especies vegetales y situar bien las plantas”, sentencia.