DISFRUTAN con lo que hacen y eso se nota cuando hablan de lo que ha supuesto para ellos recuperar la marca de cerveza La Salve de Bilbao. El director de la fábrica, Jon Ruiz Ibinarriaga y el director de las cervezas Eduardo Saiz Lekue se conforman con transmitir a los clientes esa pasión por un producto made in Bilbao que se elabora con cebada 100% alavesa en el bilbaino barrio de Bolueta. Jon y Eduardo se conocen desde que eran niños y desde hace cinco años viven un sueño que viaja con ellos allá a donde van. Su creación parte de la filosofía de “conservar el valor de un producto local” cuya fundación fue en 1886 y que fue recuperado por Jon y Eduardo en 2014. “La Salve no es solo una empresa que en 130 años de historia ha desarrollado su actividad afincada en Bilbao sino que, además, siempre ha visto la importancia de evolucionar siendo fieles al entorno de donde somos”, destacó Eduardo Saiz Lekue.

Por eso uno de los elementos claves para abrir la fábrica fue su ubicación. Tardaron casi dos años en hallar el lugar idóneo para dar forma a las cervezas de la marca y el elemento que influyó fue la cercanía con el metro. “Antes de elegir el pabellón hicimos pruebas para cronometrar cuánto se tardaba desde la boca del metro hasta la fábrica”. Bolueta fue el barrio elegido y ayer DEIA realizó con Jon y Eduardo ese recorrido en metro hasta llegar a la fábrica La Salve, en Bolueta, al lado del río. Tomamos el metro en la calle Diputación y en un abrir y cerrar de ojos nos plantamos en Bolueta. Siete minutos separan el ascensor del suburbano con el centro de producción de la segunda cervecera más antigua del país en activo. “Queremos que la fábrica no solo sea un lugar donde se elabora cerveza sino que sea un lugar que se pueda visitarla, puedan disfrutar de las diferentes clases que elaboramos”.

A partir de marzo los viernes y sábado La Salve abrirá las puertas de su fábrica para dar a conocer su forma de producción y ofrecer catas de las diferentes clases de cerveza a los amantes de esta bebida. Por eso, apelando al consumo responsable, Eduardo y Jon consideran que poder contar con el metro cerca de la fabrica es una magnífica oportunidad para seguir evolucionando y creciendo. “La movilidad es muy importante. Somos una cervecera y poder contar con un transporte público que comunique a los clientes con nuestro proyecto es un lujo”, destacaron. El horario de apertura de la fábrica para las catas se adaptará al horario del servicio que ofrece viernes y sábado el suburbano. “La gente que no tiene metro no lo valora”, dice Jon que cuando visita a sus padres en Portugalete elige el metro para desplazarse. “Bilbao tiene un metro a su nivel, un equipo de fútbol como Dios manda y una cerveza local con historia y esencia. ¿Qué más se puede pedir?”, lanzaron.

La fábrica de La Salve está dotada con tecnología última generación para obtener de una manera totalmente artesanal un producto que se adapta a los gustos de un cliente que valora lo local. “Elaborar cerveza es fácil, lo complicado es hacer buena”, destacó Jon.

En la actualidad La Salve ha conseguido hacerse un hueco en 23 provincias y espera continuar creciendo sin renunciar a su filosofía de la marca que nació en 1886 de la mano de José Schumann y Cordés y desde 1910 estuvo en manos de la familia Pérez-Yarza. “Tenemos que apostar por lo que nos hace diferentes. Seguiremos promoviendo la cultura de marca”.