IEMPRE que apetezca darse un capricho al paladar, la Marisquería Karlo’s es un acierto pleno. Allí se pueden degustar todas esas pequeñas joyas marinas dignas de un banquete de altura. Y ello en un ambiente familiar, sin florituras, en el que saben hacer que el cliente se sienta a gusto. No en vano, el próximo mes de febrero, el negocio cumplirá 44 años.

De Galicia le llega gran parte del producto, como los percebes, cigalas, almejas, ostras... Bajo la bandera de la calidad, esta marisquería tradicional se aprovisiona de navajas, camarón, centollos, bogavantes... que preparan en parrilladas o en raciones de distintos precios. Tienen también minimariscadas, a base de gambas, percebes, caracolillos y quisquillón y, por supuesto, la gran mariscada que llega a la mesa en una bandeja rebosante de tentaciones marinas.

La suya es una cocina basada en el producto (desde la langosta hasta el caracolillo), sencilla, sin grandes elaboraciones, salvo que sean de encargo. En su carta brilla el pulpo a la plancha pero se pueden elegir también carnes como el chuletón y la chuleta de cardo (al ajillo).

Tienen también menú del día y para grupos, con reserva, se adaptan a las demandas del cliente cuidando la relación calidad/precio. En fechas navideñas (24 y 31 de diciembre) preparan platos para llevar.

Armonizando con su cocina, los vinos blancos de distintas D.O. son las estrellas, así como el cava.

Además de su buen hacer, el propietario del negocio plasma también en su restaurante la pasión por el coleccionismo. Así, cuenta con una colección de whisky de las mejores de Europa, que se puede contemplar en el comedor, al igual que parte de la inmensa colección de artículos de publicidad de hostelería y firmas comerciales de bebidas que lleva 55 años atesorando.