El esperado reencuentro de Kiko Rivera y su madre, Isabel Pantoja, cuya relación terminó bruscamente con la serie de entrevistas de Paquirrín en Telecinco con el nombre de Cantora, la herencia envenenada (emitido en noviembre de 2020), en la que el DJ sacaba todos los trapos sucios de su madre, ha llegado este jueves casi un año después. Kiko Rivera acudía a primera hora de la madrugada a Cantora para despedirse de su abuela Ana, fallecida el miércoles a los 90 años.

Según Telecinco, madre e hijo permanecieron juntos en la finca familiar durante dos horas. Ambos se dieron un fuerte abrazo, intercambiaron algunas palabras y la tonadillera prometió quedar para hablar en profundidad sobre todo lo sucedido en el último año.

En Cantora no estaba Agustín Pantoja, hermano de Isabel, que no quería que Kiko Rivera pisara la finca tras ser otro de los damnificados por las revelaciones de su sobrino el pasado noviembre. En principio fue Isabel Pantoja quien habría impuesto su opinión y favorecido la llegada de Kiko

Junto a Kiko llegaron su hermana Isa y su primera Anabel, los tres, junto a Raquel Bollo, procedentes de la isla canaria de La Graciosa, donde Anabel tiene previsto casarse este viernes con Omar Sánchez. Al parecer, el enlace se suspendió tras conocerse la fatal noticia, pero tras una conversación de Anabel con Isabel Pantoja, habrían decidido mantenerlo. Kiko Rivera pidió a su prima aplazar la boda, pero ante su negativa decidió no acudir. “Ha muerto nuestra abuela, lo de mañana es un cachondeo”, dijo Paquirrín. Su mujer, Irene Rosales, abandonó horas después también La Graciosa para estar con él.