Ya es un clásico en estas páginas narrar al detalle cada semana los confinamientos más frikis de nuestros famosos. Aquellos que por cortijeros, como los de Froilán y Victoria FedericaFroilán Victoria Federica, o por totalmente despilfarradores, como el del místico rey de Tailandia en Baviera, causan interés y estupor en la enclaustrada opinión pública. Pero con el florecimiento de mayo, nos llega desde Estados Unidos la cuarentena quizá más friki de todas las descritas hasta el momento. ¿El protagonista? Luis Miguel. ¿Su lugar de reclusión? Un confortable yate de 33 metros de eslora y capacidad para veinte personas llamado, atención, Único. Quizá en referencia a su peculiar y misteriosa forma de ser. Esa que desencajó cientos de veces durante un noviazgo incomprensible a la mismísima Mariah Carey, la mujer que calificó al cantante de Puerto Rico como "hombre rarito" una vez saltaron por los aires celos e infidelidades allá por 2001.

Pero razón no le faltaba a la reina del glitter, porque analizando su realidad actual, resulta muy difícil comprender el motivo por el que Luis Miguel ha decidido encerrarse en su nave, que no es precisamente una piragua, en lugar de pisar firme durante estas complicadas semanas el lujoso apartamento que tiene en propiedad en el rascacielos Jade de Brickell Bay, uno de los más exclusivos de la ciudad de Miami.

Según las malas lenguas, en Único además solo le acompaña su querido hermano Álex. Mientras tanto, su novia actual, la modelo Mollie Gould, y sus tres hijos (Michelle, de 20 años; Miguel, de 13; y Daniel, de 11), sufren en soledad la cuarentena en la otra punta del país: California.

Lo que está claro es que el también conocido como Sol de México, como para no sentirse endiosado, ha optado por quedarse en una embarcación que desde luego no es pequeña. Con ella, al parecer, busca desconectar y hacer suyo ese refrán que afirma que cuando el mar está en calma todo el mundo puede ser timonel, mando y guía que muchas veces no ha sabido amarrar con fuerza en su propia vida.

Aunque ahora se encuentra, todo sea dicho, en un momento dulce. Además de su nominación a artista del año en los Premios Lo Nuestro, está a la espera de que termine el rodaje de la segunda temporada de la serie de Netflix sobre su ajetreada vida. Esa que el cantante se encarga de alimentar con fantasías marineras.