EN 2016 Salvador Calvo viajó hasta Filipinas con 1898. Los últimos de Filipinas, una ópera prima que ofrecía una visión no bélica sobre hechos reales, con Adú, su segundo largo, el cineasta madrileño pone la mirada en otra realidad, más cercana, tanto en espacio como tiempo: el drama migratorio. Una visión que Salvador Calvo trata con diferentes puntos de vista que tiene, eso sí, un mismo objetivo, manifiesta el director: que el espectador "se haga preguntas" y reflexione, y que cuando vea "en el telediario esas cifras manipuladas por los políticos" piense que detrás hay personas.

Precisamente fue durante el rodaje de 1898. Los últimos de Filipinas en Canarias donde Calvo conoció dos historias que detonaron el proyecto de Adú, tras estar en contacto con la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR): la de un niño que llegó con una supuesta madre y sus dos hermanas y después se descubrió que no eran familia, sino que le traían para tráfico de órganos; y la de otro menor que huyó de Somalia víctima de la violencia sexual.

Tres historias Finalmente, tres son las historias que articulan Adú: la de un activista medioambiental que recibe en Camerún a su hija para intentar reconducir su vida; el intento de un niño de seis años que intenta colarse con su hermana en un avión para llegar a Europa; y el enfrentamiento en Melilla entre un grupo de guardias civiles y los subsaharianos que asaltan a una valla.

"Verlo en ficción te coloca de manera más real en el lugar en el que deberíamos estar más a menudo", apunta Tosar, que encarna al activista medioambiental. Porque es un drama real que, opina el cineasta madrileño, no debería entender de colores o partidos políticos: "Me encantaría que mucha gente que vota a la ultraderecha la viera y se replanteara algunas cosas, la solución no es dejar a esa gente sin asilo sino intentar ayudar para que esos países tengan las condiciones necesarias para no tener que huir".

Por último, desde la faceta empática, Telecinco Cinema -la productores del filme- y Yelmo Cines anunciaron recientemente que donarán parte de la taquilla que obtengan con la película Adú a la ONG Proyect Ditunga para la construcción de un nuevo hospital en el sur de la República Democrática del Congo, donde esta organización trabaja.