JOHANNESBURGO. En la segunda jornada de su gira de diez días por el sur de África, los duques de Sussex acapararon todas las miradas en la playa de Monwabisi en Ciudad del Cabo (suroeste), donde se interesaron por la labor de la oenegé "Waves for Change" ("Olas por el Cambio") y conversaron con surferos en la arena de la playa.

Esta organización combina el surfing con una terapia para ayudar a jóvenes con problemas mentales que viven en comunidades problemáticas.

Preguntada sobre la forma de atajar el estigma de las enfermedades mentales, Meghan comentó que "se trata de que la gente hable sobre eso" al margen de "donde estés en el mundo", porque "todo el mundo lidia con una versión diferente de la misma cosa".

Al respecto, Enrique señaló que "todo el mundo ha experimentado o es probable que experimente un trauma en algún momento de su vida", y abogó por "aprender de generaciones previas para que no haya un ciclo perpetuo".

La pareja, que disfruta su primer viaje oficial en familia desde el nacimiento de su hijo Archie en mayo pasado, también se dejaron fotografiar con los integrantes de la oenegé muy sonrientes, relajados y vestidos con ropa informal.

Decenas de curiosos se congregaron en la playa con banderas británicas para no perderse detalles de los duques, como Wendy Berk, de 80 años.

"Nos encanta la familia real (...). Los adoramos. Queremos ver al bebé (Archie)", dijo la señora Wendy, citada por los medios locales.

Al final de la visita, Enrique le dio un beso de despedida a su esposa que causó furor entre sus seguidores en las redes sociales, antes de acudir solo a la Unidad Marina de Ciudad del Cabo para conocer su lucha contra la caza furtiva del abulón (caracol marino).

Más tarde, los duques se reencontraron para visitar la mezquita de Auwal, la más antigua de Sudáfrica, y pasear por el histórico y colorido barrio de Bo-Kaap, donde se sintieron "abrumados por la impresionante bienvenida" recibida en Ciudad del Cabo, según declararon en su cuenta de la red social Instagram.

Ciudad del Cabo es solo la primera parada dentro de un viaje que también llevará al príncipe Enrique a Botsuana, Angola y Malaui, mientras que la duquesa y su hijo permanecerán en Sudáfrica.

Durante la estancia en este país, están previstas reuniones con el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, con la viuda de Nelson Mandela, Graça Machel, y con el arzobispo emérito y premio Nobel de la Paz Desmond Tutu, entre otras personalidades.

El resto del viaje se centra en apoyar a proyectos solidarios, de conservación medioambiental y de lucha contra el sida, entre otros.

Además, Enrique rendirá homenaje a su madre, la fallecida princesa Diana, siguiendo sus pasos en Angola. Allí, en su famoso viaje de 1997, Diana de Gales respaldó campañas de eliminación de minas caminando por campos que estaban siendo limpiados.

El sur de África ocupa un lugar especial en la historia de los duques de Sussex, ya que Botsuana fue el destino de su primer viaje juntos cuando comenzaron su noviazgo en 2016.

En el Reino Unido, desde su matrimonio en 2018, la joven pareja real se ha visto sometida a un escrupuloso escrutinio, en especial en lo relativo a Meghan.

Está previsto que el 2 de octubre toda la familia regrese al Reino Unido desde Johannesburgo.