parís - Pese a resistir mejor el frenético ciclo de las tendencias que el resto de prendas, la moda baño también suscita una conciencia medioambiental que da pie a novedades como bañadores hechos a partir de redes de pescar que fueron empleadas por pescadores españoles. La exposición al sol, al cloro y a la sal acelera la pérdida de elasticidad de esas prendas, acortando su vida útil, en ocasiones, a un solo verano. El nylon, material principal de los trajes de baño, “tarda años en degradarse y acaba en el mar, en la cadena trófica marina y por tanto en nuestros platos. Es tóxico para la naturaleza pero también para el ser humano”, explicó María José Caballero, adjunta a la dirección de programas de Greenpeace. La joven marca francesa Hopaal, que fabrica prendas con ropa usada, retales de tela o botellas de plástico, se ha asociado con la empresa española Seaqual para lanzar su primera colección de moda baño, fabricada a partir de desechos marinos.

Seaqual trabaja con ONG, pescadores y programas locales de limpieza de océanos para la recuperación de desechos como redes de pesca, que transforma en fibras textiles para fabricar nuevas prendas. Tienen una conciencia ecológica doble: por su fabricación basada en el reciclaje y por su aspecto minimalista y material durable.