- Nació en Chamberí en 1978, se licenció en Ciencias de la Comunicación y, como algunos agentes antidroga, consiguió el éxito gracias a un perro. Saltó a la fama porque llevaba la cuenta en twitter de Pecas, el chucho de la lideresa Esperanza Aguirre. Por suerte, Pecas no se encontraba entre los imputados en la Gürtel, tenía mucho olfato para los pufos.

Gracias por atendernos con el follón que usted tiene, señora presidenta.

—Y tanto. Acabo de cambiar de móvil y ando con el asunto de la configuración, exportar los contactos y todo eso. Como no extreme el cuidadito, me dejo alguna aplicación y alguna amiga por el camino. Siempre pasa.

Me refería a la pandemia y los confinamientos localizados que acaba usted de ordenar en Madrid para parar los contagios.

—¿Pandemia? ¡Ah! Sí, lo de los enfermitos. Huuuy, vaya lío, no me digas. Ya me insiste mi chico: Isa, qué manía tienes de meterte en camisa de once varas ¿No estabas bien con Pecas? A veces pienso que tiene razón. Todo esto del virus es una faena. Oye, que la gente no ha podido salir este verano ni a organizar atascos de tráfico por la Gran Vía de madrugada. ¡Con el ambientazo que le da eso a la capi y lo que nos gusta a los madrileños! Tampoco ha sido posible celebrar la Liga del Real Madrid. O sea, que nos ha afectado muy en serio.

Por encima de todo están las personas a las que ha golpeado la enfermedad.

—Claro. Estamos muy preocupados por ellos. ¿No creerás que soy una inconsciente o una frívola? Esa gente... pobrecilla. Hacemos lo que podemos desde la comunidad. Pero hay que tener en cuenta que el aeropuerto más grande de España está en Madrid, que todas las autovías gordas confluyen en la Puerta del Sol, que aquí vive mazo personas. Y está el Metro: miles de personas llenan los vagones en hora punta. Que a mí se me ocurrió una solución para evitar contagios en el Metro, es fácil: que abran las ventanillas de los trenes y que los viajeros vayan con la cabeza por fuera, así no tosen dentro. ¡A que mola! Pues se lo dije a Fernando Simón, el superexperto, y no lo tuvo en cuenta. Me susurró algo así como "A echar, venga, a echar". No sé qué quiso decir. Pero estoy segura de que eso pararía los contagios en Madrid, Barcelona o Bilbao.

Hombre, señora Ayuso, los suburbanos transitan por túneles muy estrechos.

—¡Pues mejor para las peluquerías! Es bueno para el consumo y la actividad económica.

Hablando de peluquerías. Los expertos afirman que la evolución de la segunda oleada del coronavirus en Madrid es para poner los pelos de punta.

—Nada de eso. Lo que sucede es que nos ha pillado con muy malos pelos. Yo misma he salido en algún acto con un estilismo de onda húmeda que ya no se lleva nada.

Avancemos: desde el lunes van a limitar el aforo de bares y restaurantes al 50%

—Exacto. Pero eso no quiere decir que la medida vaya a afectar la economía de los locales. Limitamos el aforo al 50% de todo el espacio, incluida la verticalidad. Es decir, si antes cabían en un bar 10 personas altas, ahora no tienen por qué entrar un máximo de cinco personas; pueden ser también 10 personas bajitas, siempre que ocupen el mismo espacio que cinco altas. Pensar que los bajitos consumen menos es un acto de discriminación por aspecto físico. ¿A que es brillante?.

También van a limitar los movimientos en 37 zonas de la comunidad.

—Tampoco afectará a la economía. Porque la ordenanza no obliga a quedarse en un lugar, sino a moverse muy despacio. En esos distritos el personal tendrá que moverse como esos bichos de zarpas largas€ ¿Cómo se llaman?

¿Los tesoreros de su partido?

—¡Qué gracioso!

Se llaman perezosos.

—Eso, los perezosos. Los vecinos deberán ir en cámara lenta, como con reúma. Tendrán los movimientos limitados. Al que se acelere, multazo. Los expertos nos han insistido mucho en que limitar los movimientos es lo único que da resultados. ¿Cómo lo ve?

Lo veo claro: que San Isidro nos bendiga.