EN noviembre de 2017, Musical.ly, una app muy popular entre adolescentes, fue comprada por la empresa china Bytedance Technology. Esta empresa tenía otra aplicación llamada TikTok. En Agosto de 2018, fusionaron ambas. Y hace unos meses, esta empresa china pasó a ser la startup más valiosa del mundo, superando a Uber. ¿Qué hay detrás del éxito de esta aplicación social?

El contenido y la propuesta de valor no es nuevo. Se trata de compartir microvídeos; vídeos de corta duración -quince segundos a un minuto- con contenidos variados: demostraciones, escenas graciosas, momentos cotidianos, etc. La facilidad de edición que aporta la aplicación ha convertido algunos vídeos improvisados en videoclips. Dada la edad de los usuarios (el mayoritario tiene entre 16 y 25 años), este punto la ha hecho muy popular. Se acerca a los 600 millones de usuarios del mundo. Y los jóvenes adolescentes vascos ya se encuentran entre ellos. A pesar de exigir 13 años para su ingreso, es difícil saber si realmente se está cumpliendo, dado lo laxo que resulta su sistema de identificación. Según datos de Wall Street Journal, cada joven dedica unos 45 minutos al día a esta aplicación. Son usuarios, además, que no tienen ni Twitter ni Facebook.

TikTok sigue creciendo a ritmos del 20% por todo el mundo. Ha sido la aplicación más descargada del año 2019, superando a Youtube, Instagram e incluso Facebook. Es así el fenómeno social del año. Y como suele ocurrir, a la par, emergen nuevos retos sociales. En este caso, el mayor problema se concentra en el uso y praxis que se comienza a adoptar de esta aplicación. Son numerosos los retos virales que se han puesto de moda en la plataforma. Algunos de ellos, juegan incluso con la salud, dadas las autolesiones que se proponen, rituales, captación de adeptos, etc. Por otro lado, dada la edad de los usuarios de la aplicación, el uso y compartición de los datos personales ahí generados también debieran ser foco de preocupación. Pero no, ahora mismo no lo es.

marketing de influencia Y como siempre que hay atención y usuarios, aparece el marketing de influencia. Hay usuarios que ya han captado audiencias planetarias. Son ya varios los que con menos de 20 años cuentan con más de un millón de seguidores. Cojamos un ejemplo para entender las cifras de las que estamos hablando. Los gemelos Emilio e Iván Martínez, nacieron en Granollers en 1999. Tienen actualmente 6.1 millones de seguidores en la cuenta @ivanmartinez y 6.4 millones en @emiliovmartinez. Sus vídeos siguen parte de la línea de contenidos expuesta anteriormente: vídeos musicales haciendo playback. Su salto al estrellato se produjo cuando participaron en retos internacionales propuestos por Jake Paul, que juntó a varias personalidades de esta aplicación para participar en diversos juegos muy seguidos por los jóvenes. Como veis, no dista mucho de lo que vemos en cualquier otro programa de televisión, salvo que en este caso, se hace a escala mundial y con audiencias sustantivamente mayores.

Con este panorama, creo que los padres y madres debiéramos comenzar a mostrar una preocupación más activa por este fenómeno de masas. Una aplicación desarrollada en China, repleta de menores, con datos almacenados en un bases de datos circunscritas a un contexto social y político con otro marco de derechos civiles, no sé si es buena idea. Al tratarse de la primera aplicación china de escala mundial, la buena noticia será que puede acabarse la hegemonía de salto perpetuo de los derechos fundamentales de EE.UU.. Pero la mala noticia es que no sé si China está para dar muchas lecciones en este sentido.

La materia prima de este negocio social, por fortuna, no son solo los datos. El dinero que los usuarios gastan en compras dentro de la propia aplicación aumentó 275% en relación con el año anterior. Son datos todavía bajos, pero que la hacen depender menos de vender nuestros perfiles de comportamiento y patrones de uso, al más puro estilo Facebook o Instagram. Veamos cómo evoluciona.