HAY hombres que pasan por la vida sin dejar huella y otros inolvidables hasta el punto que basta citarles a la corta, Manu, por ejemplo, para que no quepa duda de quién se habla. Manu Leguineche, toda una leyenda en el oficio de contar historias, nació con sangre de trotamundos hasta que la vida y lo visto le cansó y se arrinconó en su retiro dorado, recluido en su casa de Brihuega (Guadalajara) entre libros, recuerdos, vino, amigos y naipes. Para entonces ya había vivido mil vidas.

Cuentan las crónicas -nunca mejor empleada la expresion...- que Manu empezó a trabajar en el semanario Gran Vía de Bilbao y se formó en una de las mejores escuelas de periodismo, el diario vallisoletano El Norte de Castilla, cuando lo dirigía Miguel Delibes. Desde muy pronto comprendió que su universo informativo no estaba en la España franquista, en las carreras delante de los grises, sino en el Tercer Mundo, en el momento de las guerras poscoloniales, pero también en el nacimiento de decenas de países. Ese nuevo Manu lo contó como nadie.

¿Dio la vuelta al mundo alguna vez? Surge la pregunta al recordar El camino más corto, un libro que evoca su legendaria e inolvidable vuelta al mundo en jeep. Una preciosa aventura que narra una vuelta al mundo en automóvil con unos compañeros americanos y un suizo que pretendían batir el récord en distancia recorrida en automóvil. Un viaje hace ya casi cuarenta años, un sueño real trepidante y lleno de emociones, experiencias y recuerdos de unos tiempos en los que no se habían masificado los viajes. Fue la obra maestra de Manu.

A través de sus crónicas pueden seguirse los principales acontecimientos del siglo XX, desde la guerra de Vietnam o los conflictos indopaquistaníes, hasta las guerras yugoslavas, la caída de la URSS o la primera guerra del Golfo. Solo la enfermedad le obligó a quedarse quieto. ¿Es lícito decir que estuvo presente en todas las guerras libradas en el mundo? Desde Vietnam al Líbano, pasando por conflictos en las Malvinas, Nicaragua, Chipre, Marruecos, Bangladesh, Camboya o Guinea Ecuatorial. Cubrió las caídas de Somoza en Nicaragua, del Sha de Persia o de Macías en Guinea, y entrevistó a Perón o Indira Gandhi.

Manu Leguineche, ya muy enfermo, recibió un homenaje de sus compañeros de profesión como el indiscutible jefe de la tribu. Dijo una gran frase: “Estoy aquí para demostrar que todas las guerras se pierden”.