Danae Boronat fue la primera mujer en narrar un partido de fútbol de Primera división en una televisión de alcance nacional (fue en la campaña 2018-2019, en Gol TV, y el partido era un Atlético de Madrid-Sevilla), y es perfectamente consciente de que el fútbol femenino asiste a una época de expansión. Sin embargo, tras la eclosión experimentada en los últimos dos años por mor de los éxitos de clubes como el F.C. Barcelona y el Atlético de Madrid y de la Selección, se esperaba lograr un periodo de avances trascendentales que aún no se vislumbra, ni mucho menos. ¿Por qué el deporte rey en el Estado español vive una realidad tan distinta cuando lo practica un hombre y cuando lo hace una mujer? ¿Qué trabas han superado las jugadoras y cuáles quedan por superar?

Esto es lo que explica la periodista en No las llames chicas, llámalas futbolistas (Libros Cúpula. Ed. Planeta), libro que ha visto la luz este año, en el que deja claro qué significa ser mujer y futbolista en 2021 y cuál es el camino recorrido hasta llegar al día de hoy, y cómo hemos pasado del maltrato al fútbol practicado por mujeres hasta hace menos de un lustro a la dignificación del oficio, de la discriminación continua por parte de los responsables deportivos y políticos al inicio de la profesionalización. “Aún no se respeta al fútbol femenino”, sentencia. “Queda un gran camino por recorrer”.

Boronat ha recopilado numerosos testimonios que arrojan luz sobre lo que sufren las mujeres en el deporte que mueve el mundo actual. “Sus declaraciones son una forma de pedir respeto”, añade Boronat. Porque, aunque se ha avanzado mucho en la equiparación de los derechos de estas deportistas, queda camino que recorrer, “empezando por la terminología. Tanto entre el público como en los medios de comunicación se sigue abusando mucho del término chicas para referirse a ellas, y esta es una forma de tratarlas de forma muy paternalista. Es lo que hay que desterrar”, dice.

Cuando las futbolistas demandan un trato igualitario persiguen que se las valore de la misma forma que al jugador masculino. “Cuando es necesario, que se las critique igual que a ellos, que no se tenga hacia ellas comportamientos condescendientes”. Por eso, cuando se las llama chicas, como hacía con frecuencia el exseleccionador Ignacio Quereda, se las está menospreciando. “Estos pequeños grandes detalles son de gran importancia para dignificar el fútbol femenino”, sentencia Boronat, como lo hacen las propias jugadoras.

La generación de deportistas que encabezan Jennifer Hermoso, Alexia Putellas o Irene Paredes ya es referente para muchas niñas que no quieren solo jugar al fútbol, sino que desean vivir de él, pero, ¿las desigualdades están superadas?

Las jugadoras, entrenadores y entrenadoras explicaron a Boronat para su libro las desigualdades diarias que se han dado y, aunque en menor medida, “se siguen dando, como horarios de entrenamiento intempestivos, campos de entrenamiento no adecuados, cuerpos técnicos escasos y sin preparación, viajes inapropiados para un óptimo rendimiento deportivo, falta de promoción y organización no profesional de competiciones, estadios menores...”, relatan a la periodista deportiva.

Algunos países ya han superado el debate de la igualdad salarial, mientras que en España este extremo ni siquiera se plantea, a pesar de que las futbolistas aspiran a ello a nivel de Selección. “Si defienden la camiseta de España en los principales torneos internacionales, ¿no están haciendo lo mismo que los Ramos, De Gea y compañía?”, se pregunta.

Inseguridad

Los testimonios recogidos por Danae Boronat revelan carreras deportivas marcadas por el miedo y la inseguridad a reclamar un trato digno. “Ese miedo las llevó a consentir situaciones de maltrato psicológico que no se atrevieron a denunciar por las posibles represalias. La Selección española consintió durante tres décadas las vejaciones del entrenador a las futbolistas que en el libro cuentan, por vez primera, la pesadilla que vivieron”, dice la periodista tarraconense. El madrileño Ignacio Quereda fue seleccionador de fútbol femenino desde 1988 hasta el 2015, y esa época fue, según denuncian muchas jugadores, un despropósito a muchos niveles.

Las jugadoras se habían quejado de sus métodos y procedimientos y a todo el mundo le importó un comino. La carta que redactaron en 2015 pidiendo su dimisión era una llamada de auxilio, pero la centraron en la parte profesional. Algunas radios hicieron con posterioridad el trabajo de recuperar quejas de las jugadoras, que explicaban que hacía bromas como que necesitaba una mujer para que le hiciera un café, pero en su momento nadie preguntó, a nadie pareció interesarle el asunto.

Como explica Danae Boronat, ya no es necesario que las futbolistas en España se tengan que ir a otros países a intentar vivir de este deporte, como sucedía hasta hace poco tiempo. ¿Por qué? “Las jugadoras españolas se unieron en 2019 para reclamar sus derechos, y tras una huelga cuentan con un convenio profesional de trabajo que regula las condiciones, dignifica el salario de las futbolistas y fija los derechos y las obligaciones de ellas y de los clubes”, explica con vehemencia.

Sin embargo, ¿cómo va a conocer el aficionado a las futbolistas si no se ven los partidos por televisión? Boronat reconoce la dificultad de que el fútbol practicado por mujeres disfrute de un seguimiento masivo, teniendo en cuenta que los medios de comunicación mantienen sus rutinas, centradas en el deporte practicado por hombres.

La periodista aborda en su libro y en las entrevistas que concede cómo los clubes y las entidades organizadoras de los torneos tratan al fútbol femenino a nivel publicidad y marketing. “¿Quién te va a comprar un producto si no tratas de venderlo de la mejor forma?”, cuestiona.

Barack Obama acuñó esta frase: “Puedes juzgar a una nación y saber cuánto éxito tendrá basándote en cómo trata a sus mujeres y niñas”. En el Estado español seguimos aprendiendo. Mientras tanto, hay dos posibilidades: aceptar las condiciones tal y como vienen o enfrentarse a la responsabilidad de cambiarlas. Estas deportistas ya han escogido la suya.

PERSONAL

Nacimiento: Tarragona, 1985.

Formación: Licenciada en Periodismo por la Universidad Rovira i Virgili.

Profesión: Periodista y presentadora de televisión especializada en Deportes. En 2019 se convirtió en la primera mujer en narrar un partido de fútbol de Primera división masculina en una televisión estatal. También narró el Mundial de fútbol femenino en 2019. Desde 2019 es presentadora de Movistar Plus y Vamos. Colabora con las emisoras RAC1 y Catalunya Radio.

Publicaciones: Con numerosos artículos periódicos y de opinión es autora de No las llames chicas, llámalas futbolistas (Libros Cúpula. Editorial Planeta).

EL APOYO DE ELLOS

Por vez primera, algunos de los futbolistas más relevantes han dado su apoyo a las futbolistas haciendo autocrítica y análisis de la realidad. Cuando las jugadoras fueron a la huelga en 2019 y 2020 pocos futbolistas apoyaron la causa en público. Entre las excepciones están Andrés Iniesta, Antoine Griezmann, Borja Iglesias o Iker Casillas.

Andrés Iniesta. (jugador Visel Kobe). “No hablamos solo de paridad deportiva, sino también de paridad económica, porque eso, al final, acaba repercutiendo en nuestro deporte”.

Iker Casillas (exjugador). “Desde un primer momento no hemos sabido elevar el fútbol femenino, y la culpa de no darle el valor que merece es de todos: del fútbol masculino, de la Federación, de la Liga, y también de las instituciones y de los gobiernos”.

Antoine Griezmann (jugador del Atlético de Madrid). “Que no sea algo extraordinario que jueguen partidos en grandes estadios, que las condiciones básicas sean las mismas que tenemos los hombres y que desaparezcan algunas barreras económicas”.

Borja Iglesias (jugador del Betis). “En nuestra sociedad todavía hay un machismo que limita a muchísimas mujeres. Y por desgracia el fútbol, hasta no hace demasiado, se ha visto como un deporte solamente de hombres. Es un problema social y de falta de información”.