1 De maestro a titiritero. No tenía claro qué estudiar y escogió Magisterio. Luego trabajó con niños, pero le pudo más su vocación de actor y tiró con ella adelante. Décadas después se siente feliz de haber tomado tal decisión.

2 Vida en el campo. Mantiene su existencia alejada de las urbes, siempre y cuando no esté trabajando. Le encanta la huerta, ir al monte y disfrutar de la vida en familia con sus tres hijos. También goza subido en una bicicleta y abordando rutas diferentes.

3 Un enfado laboral. Se agarró un berrinche, y con razón, cuando los responsables de Aquí no hay quien viva le dijeron que no continuaba en la serie. Era en vísperas de empezar el rodaje y le trastocaron los planes de una temporada.

4 Apagado o fuera de cobertura. Se ríe contando anécdotas, y una de las más celebradas tiene que ver con el móvil. En ocasiones se ha encaramado al tejado de su casa de campo en Irun para poder hablar, y varias veces una entrevista ha quedado a medias por falta de cobertura.

5 Un villano encantado. En Amar es para siempre hizo el papel de villano elevado a la máxima potencia, pero se sintió feliz con un personaje que no tenía nada que ver con él ni en el plano ideológico ni el de estrategia de vida.

6 Movilidad. No renuncia a su residencia en Euskadi, pero no tiene problemas para desplazarse el tiempo que sea a Madrid u otro lugar para trabajar.

7 Momentos especiales. Le gustan los momentos de preparar el personaje y hacerlo crecer, los ensayos teatrales y ver cómo un texto va evolucionando. Dice que esa es la magia de la interpretación.

8 Un padrazo. Los mejores momentos los pasa al lado de sus hijos. Le gustan mucho los niños, y quizá fue eso lo que le llevó en primera instancia a elegir Magisterio.

9 Un sueldo fijo. Durante cuatro años fue profesor de preescolar en una ikastola. Tenía sueldo fijo y vacaciones. Le iban a hacer de la plantilla, pero decidió que lo suyo era actuar.

10 Balance. Después de casi cuarenta años en la profesión su balance como actor es muy positiva. Reconoce los altibajos propios de la profesión y los malos momentos que se pasan, pero aun así, no cambiaría su vida por nada del mundo.