Pocas novelas han dejado tanto poso en la cultura contemporánea como The underground railroad (The underground railroadEl ferrocarril subterráneo, ganadora del Pulitzer y el National Book Award en 2017, traducida a una treintena de idiomas y, ahora, objeto de una ambiciosa adaptación televisiva. Barry Jenkins, director de Moonlight, ha sido el responsable de poner imagen y sonido a esta ficción que, entre la historia y la épica, se sumerge en la red clandestina que en el siglo XIX ayudó a escapar a los esclavos afroamericanos de las plantaciones del sur hacia los territorios del norte de Estados Unidos.

La serie, que Amazon estrena mañana viernes en todo el mundo, llega tras un año de protestas raciales que han recordado un capítulo dramático de la corta historia de EE.UU. Y lo hace con la firma de dos de las voces más prominentes de la cultura afroamericana: su autor, Colson Whitehead, que acaba de convertirse en el cuarto escritor con dos Pulitzer con The Nickel boys (Los chicos de laNickel); y Jenkins, que acercó al gran público la experiencia de crecer como adolescente gay y negro en un ambiente homófobo y racista con Moonlight.

Whitehead y Jenkins comenzaron a trabajar en la serie antes de que llegaran los Pulitzer y los Oscar. Cuando el cineasta contactó con Whitehead, ambos coincidieron en el poder de la imagen para honrar la experiencia de sus ancestros a través de una historia que, en los últimos años, se ha revalorizado como emblema del orgullo negro, capaz de conciliar el sufrimiento y la resiliencia.

Lejos de aleccionar al espectador, el cineasta hace que la trama se convierta en un homenaje a sus ancestros. Lo consigue a través de su protagonista, Cora Randall, encarnada por Thuso Mbedu, una esclava que huye hacia una libertad que apenas puede imaginar tras pasar años sometida al abuso físico y verbal en las plantaciones de algodón de Georgia. La actriz asegura que "estos dos años hemos escuchado cosas que vamos a ver en la serie, son problemas que han ocurrido desde los tiempos en los que está ambientada la historia hasta ahora". La brutalidad de algunas escenas, que trasladan la violencia de la novela, contrasta con los escenarios bucólicos de una propuesta visual impecable. A través del "realismo mágico" de un tren subterráneo que nunca llegó a ser, ya que los miembros de la red clandestina de casas de acogida se referían a sus actividades con términos ferroviarios, la serie emprende el camino hacia su objetivo: homenajear a los antepasados que nunca conocieron la libertad.