Es un hombre pausado hablando, pero cuando la conversación se adentra en su oficio surge el tono emocionado. Su universo cinematográfico cuaja en la infancia. Su imaginación volaba con las historias que leía en novelas y tebeos y se dispara con una película en blanco y negro, Macbeth. Le gusta todo el proceso que lleva levantar un proyecto audiovisual y cuida los detalles hasta la extenuación. Le adoran los actores, es siempre bien recibido por los equipo técnicos y los guionistas apuestan siempre por él. Ríe cuando se lo comentan, pero también muestra su satisfacción.

Hablemos de ‘Libertad’…

—Libertad, si hablamos en sentido general, hay que decir que está cada día más cara. Me refiero que con esto del virus se pierden algunos derechos que luego ya veremos cómo recuperamos.

Le marcan en los últimos años dos series muy especiales: ‘Gigantes’ y ‘Libertad’.

—Soy muy afortunado. Son dos oportunidades inauditas. Dos artefactos tan distintos y tan estimulantes que no dejo de dar las gracias. No puedo hacer otra cosa que mostrar todo mi agradecimiento a los que han permitido que esta historia se haga realidad y ahora esté en manos de los espectadores.

¿Por qué una historia de bandoleros?

—Era el sueño de mi vida. Siempre he querido hacer una película de bandoleros, caballos, monte, sierra… Fíjate, hacer una película de bandoleros es mi razón de ser cineasta. Es algo que quería hacer hace mucho tiempo, incluso hubo un proyecto. Conseguir finalizar esta historia de Libertad ha sido un gran placer.

¿Qué le llevaba al mundo de los bandoleros?

—El juego infantil, mis veraneos en Sopuerta, el pinar donde jugaba. Los Reyes no traían en mi época una pantalla de videojuegos: traían un revolver y una placa de sheriff, estaban los madelman y las benditas lecturas, las novelas de aventuras, los tebeos… Títulos como El capitán Trueno o La isla del tesoro. Todo me llevaba a ese mundo que ahora he podido recrear en Libertad. Y si cuando tienes trece o catorce años aparece Curro Jiménez en tu vida, tienes el cuadro completo de por qué me gusta este mundo. ¿Te acuerdas de aquella serie?

La música de inicio es inolvidable.

—Por supuesto que sí. Y yo tuve el honor y el placer de trabajar con Sancho Gracia y tengo un recuerdo perenne de él. He sido muy afortunado a la hora de trabajar con grandes actores.

‘Libertad’ introduce novedades, una mujer que fue bandolera.

—En la historia, ella es una expresidiaria que quiere sacar a su hijo del mundo de la violencia y llevárselo lo más lejos posible del mundo de los bandoleros y de la gente violenta. Ella ya no es una bandolera, tampoco actúa por conciencia de clase o de género. Lo suyo es suyo, solo quiere que su hijo salga de un ambiente determinado.

Entonces, ¿una serie pacifista aunque los bandoleros estén como telón de fondo?

—No sé si pacifista, muy antiviolenta sí. Debía de ser muy difícil ser pacifista en esos años y en esos medios rurales. Todo era cruel, todo era violento, todo era difícil. En Libertad hay un rechazo explícito de la violencia como recurso y de la venganza como objetivo. Es una serie que me satisface mucho, que ha tenido mucho esfuerzo y trabajo.

¿Compensa tanto trabajo para que consumamos glotonamente una serie de un tirón?

—Sí. La compensación hay que mantenerla al margen de la exhibición y de cómo la vea el espectador. Que la veáis y os guste es el plus; mi compensación es hacerla. Mi privilegio es estar esos dos años con los guionistas, buscar las localizaciones, decidir el reparto, rodarla, montarla, poner las músicas… Todo esto es mi compensación. Cómo la veas es cosa tuya.

¿Se toparon con la pandemia durante el rodaje?

—No, justo acabamos dos semanas antes del confinamiento. Por eso digo que la serie estaba bendecida hasta en eso. Hicimos la fiesta de fin de rodaje poco antes de que nos encerráramos todos en casa.

El elenco de la serie es de primera, pero a muchos ha sorprendido la presencia de Bebe, más conocida como cantante.

—Tiene algunos trabajos previos como actriz y llegó a Madrid para estudiar Arte Dramático. Pero es cierto que para la mayoría de los espectadores su reconocimiento es como cantante. Te voy a decir una cosa, ella es una actriz natural e instintiva, es portentosa. Bebe es puro instinto y generosidad. Sacó a la madre que lleva dentro y durante todo el rodaje acogió al chaval, a su hijo en la serie, y sentimos que aquella relación era orgánica y que traspasaba la cámara.

‘Gigantes’ es una serie con oscuridad y muros. ‘Libertad’ es mucho más luminosa, una historia a campo abierto. ¿La noche y el día?

—Son historias muy diferentes. Gigantes representa una mitología urbana de hierro, piedra, sótano, maderas, sillas, casas de ricos, casas de pobres… Libertad es un 90% de monte, como dice uno de los personajes: “Campo y libertad; campo y libertad pá toos”.

¿Una apuesta complicada?

—Una apuesta, un reto, una meta… Ninguno de nosotros había hecho un rodaje pleno en exteriores. Nunca había trabajado tanto en la naturaleza. La logística para enfrentarte a una grabación de estas características es muy distinta. Había que montar campamento y tuvimos que rodarla en otoño e invierno. Hemos pasado frío y hemos chupado barro…

Veo que es incómoda de rodar esta apuesta.

—Es que de eso se trataba. La serie es tan real y natural como el campo. Sobre todo si ese campo no es de este siglo.

¿Se ha decantado por la televisión?

—No, no. Estoy deseando hacer un largometraje de 100 minutos. Tengo varias cosas escritas con Michel (Gaztambide), estoy deseando hacer cine. Pero no dudes de que si sigue habiendo este tipo de proyectos para televisión, los haré. La televisión tiene cosas buenas, es casi el triple de rodaje que una película.

Está de aniversario: diez años del estreno de ‘No habrá paz para los malvados’. ¿Podríamos decir que ha cambiado mucho el mundo audiovisual?

—Totalmente. Siguen interesando historias que hablan de temas universales. Pero ha subido mucho el consumo de las plataformas. Se han reducido mucho los rodajes de largometrajes. Ahora que me has recordado No habrá paz los malvados, antes había laboratorios cinematográficos en España. Esta película se rodó en 35, ahora no hay ningún laboratorio de este tipo en España.

¿Es bueno o malo?

—Eso está fatal. Ya nadie rodamos en 35, esto es a nivel mundial. Ya solo lo hacen Tarantino, Nolan y algún otro.

¿Es complicado levantar una película?

—Sí, ya sé por dónde vas. Desde esta película de la que estamos hablando no he hecho ninguna otra. Tengo ganas, pero está complicado. Las generalistas tienen unos criterios, no quieren correr grandes riesgos; y a las plataformas les interesa relativamente. Tampoco hablas con un experto, llevo dos años metido a tope con Libertad y no sé cómo están los despachos hoy en día.

Muchos anuncian la muerte del cine en salas.

—Estoy convencido de que eso no va a ocurrir. Se está transformando el mercado, pero por puro sentido común me atrevo pensar que la gente está deseando salir del sofá de su casa de una puta vez. Pienso que salir de casa, ponerte la chaqueta y ver un relato que dura dos horas está muy bien. Volverá el cine en sala de nuevo a mayor ritmo del actual, estoy seguro. ¿Te habrías imaginado a Tom Cruise estrenando Misión imposible en televisión? ¿A que no? Pues creo que ahora tampoco va a ocurrir. ¿Sabes por qué no desaparecerán las salas?

Dígamelo.

—Porque hay géneros que piden lo colectivo. La comedia o el terror hay que verlos con gente. Hay que reír, llorar y gritar con gente.

Estudió Periodismo…

—En cuarto y quinto me fui a Publicidad. Periodismo era lo único que rozaba el audiovisual. El cine me viene de la infancia, nunca he querido ser otra cosa desde que me acuerdo. Cuando leía novelas y tebeos por la noche en la cama la imaginación galopaba sola. Luego vas descubriendo que hay una cosa que se llama cine, que se llama plano y cuando llegas a la conclusión de que eso es lo que te gusta, pues ahí se queda para toda la vida.

¿Sabía de pequeño que ser director de cine podía ser una profesión?

—Pues sí. Además, tengo asimilado el cine a una película en blanco y negro de Orson Welles, Macbeth. La siguen dando aún en la tele. Me interesaba todo el barroquismo de esta cinta. Me interesaba el cómo y por qué se hacía. Después descubrí que era un modo de vida impagable. Es una forma de trabajo en equipo muy grata.

“Antes los Reyes no traían videojuegos: traían un revolver y una placa de sheriff”

“Que la serie guste es el plus; mi compensación es hacerla, al margen de la exhibición”

“La gente está deseando salir del sofá de su casa de una puta vez: volverá el cine en sala”