Eider Hurtado y Nerea Reparaz comparten pasión por la actualidad, la investigación y por hurgar en los temas que día a día llenan horas de conversación con la familia, los amigos o compañeros de trabajo. A partir de hoy también van a compartir cadena de televisión y programa, llega Aquí y ahora con un título que nos puede atrapar a muchos por lo que nos toca en cuanto que formamos parte del consumo on line. Nerea Reparaz tiene años de profesión a sus espaldas y los últimos cuatro años ha sido la corresponsal de EITB en París. Volvió tras el verano, tuvo en octubre a su hija y ahora se enfrenta a otra nueva realidad, la hacer un programa de actualidad semanalmente.

¿Cómo empezó usted en televisión?

—Cuando llegué a París, en 2016. Antes trabajaba en las radios de EITB, Radio Euskadi y Euskadi Irratia, estuve moviéndome por las capitales vascas. Surgió la oportunidad de ir a París y empecé de cero con muchas cosas. No conocía prácticamente la ciudad. Tampoco conocía bien el idioma, mi francés era muy básico y también era nueva en la televisión.

Todo un reto, supongo.

—Y tanto. Fue un cambio en todos los sentidos. Ahora echo la mirada atrás y me sorprendo. Fue un comienzo duro, intenso y muy interesante. Han sido cuatro años que pueden ser descritos como apasionantes. Llegué a las puertas de las presidenciales, empezaba a moverse el ambiente de las primarias. En aquel entonces casi nadie conocía el nombre de Macron.

Había sido ministro.

—Sí. Y aunque había sido ministro era casi un completo desconocido. Era desconocido para nosotros y para los franceses también. Me volví el año pasado, poco antes de que naciera en octubre mi hija. He dejado esa tensión social en las calles de la mano de los chalecos amarillos. Queda en el ambiente y en el día a día ese malestar con la clase política y con las reformas tan polémicas que ha ido aplicando Macron.

¿Lo de ser corresponsal está en el ADN familiar?

—Ja, ja, ja… Desde pequeña he escuchado historias y batallitas en mi casa por parte de mi primo Mikel (Reparaz, corresponsal de EITB). Me acuerdo siempre de mi primo hablando de los viajes que hacía, de los procesos de paz, de guerras, de elecciones en otros países… Me parecían historias tan increíbles, tan de otros mundos, que siempre me llamaron la atención. Le he seguido los pasos que ha dado, sus mundos son muy interesantes, y, quizá, es posible que haya podido influir en mí. Hoy en día, para mí, Mikel sigue siendo un referente.

‘Aquí y ahora’. Un reto también nuevo porque usted no había hecho nunca este tipo de programas. ¿Cómo le surge esta oportunidad?

—Una vez que regresé de París, me apetecía tratar los temas más en profundidad. Por el ritmo, por los cambios que se producen, por cómo está siendo la actualidad, en los informativos a veces nos quedamos en la superficie de temas que pueden dar mucho de sí. Aquí y ahora nos da la oportunidad de profundizar, investigar, tirar de diferentes ramas para buscar datos y elaborar una radiografía mucho más completa de cómo estamos viviendo ahora y sobre lo que está pasando. Me propusieron hacerlo con Eider (Hurtado) y yo encantada. Seguía el programa 360o, un programa que me gustaba y que me parecía necesario y me encantaba cómo lo hacía ella.

¿Echa de menos París?

—Si te digo que no, mentiría. Es una ciudad que me encanta por muchas razones. Para un corresponsal es una ciudad muy diversa. Allí he podido hacer temas culturales, sociales, políticos; temas que no tienen que ver los unos con los otros. Ha sido muy enriquecedor durante estos cuatro años y lo echo de menos. Vivir en una ciudad como París ha sido un gran aliciente. Disfrutar de las oportunidades que ofrece también ha sido maravilloso. Me fui en plena pandemia y el París que dejé no es el que encontré cuando fui en 2016.

Una ciudad que fue muy golpeada con el yihadismo.

—Los atentados de 2015, los más gordos, yo no los viví. En estos cuatro años que he estado allí, sí que me han tocado algunos intentos de ataque, un atentado en las Campos Elíseos donde murió un policía. He vivido la tensión que había por el tema del yihadismo y la psicosis. La amenaza terrorista está presente todo el rato, aunque pase tiempo sin ataques de ningún tipo, la gente no olvida. Está presente en el metro, en los medios de transporte, cuando se reúne mucha gente; es un tema que ha marcado y que es un punto de inflexión en la sociedad francesa.

¿Es solitaria la vida del corresponsal?

—Es verdad que muchas veces toca trabajar en soledad. Pero no siempre. El trabajo de corresponsal ofrece siempre la oportunidad de relacionarte con periodistas de otros países. En París compartía oficinas con corresponsales de Suiza, de Portugal, de varios países árabes. Es muy enriquecedor porque te ayuda a mirar los temas con otra perspectiva. Aunque en otras ocasiones era yo con mi cámara y yo me lo guisaba y yo me lo comía. Tanto como solitario, no diría.

¿Cuesta ajustarse a otra realidad informativa? Para usted es todo nuevo, ¿no?

—Es un cambio de formato y es una manera de trabajar totalmente diferente, sí he notado el cambio. Aunque en París estaba en contacto constante con la redacción de EITB por teléfono, tenía mi libertad e independencia para ir organizándome y haciendo las cosas como yo veía oportuno. En Aquí y ahora son reportajes de casi una hora y requieren de mucha coordinación. Todos los periodistas de la redacción del programa trabajan como si fuera una especie de puzle. Aprendí lo que era una corresponsalía en su día y aprendo lo que es ahora pertenecer al equipo de un programa. Un poco de calor humano, un poco de trabajar en equipo, también me apetecía.

¿Su pareja también es periodista?

—Sí. Él es francés y nos conocimos en París, trabajaba en una televisión. El hecho de que fuera periodista ayuda. Sobre todo cuando somos corresponsales, casi no diferencias entre vida profesional y privada. Siempre estamos disponibles y estamos atentos a la actualidad. Cualquiera no entiende esa disposición y el hecho de compartir esta profesión es de gran ayuda y facilita mucho la relación.

¿Es fácil la conciliación familiar con un bebé de cuatro meses?

—Yo he tenido la posibilidad de empezar en el programa de una manera más escalonada. Es una suerte. Pero si hablamos de una manera general, ahora que soy madre por primera vez y teniendo un bebé, no es nada fácil y no nos lo ponen nada fácil. Cuando tenemos que empezar a trabajar, el bebé tiene cuatro meses, como quien dice acaba de salir del horno. No es suficiente el tiempo que se nos ofrece para la crianza.

¿Qué temas le interesan tratar más?

—Los temas sociales y muchos de los que estamos trabajando en Aquí y ahora. Sin ir más lejos, temas que muchas veces pueden salir entre amigos, en una comida familiar. Por ejemplo, redes sociales. Es un tema en el que todos tenemos algo que decir, que la mayoría utilizamos y todos tenemos experiencias en uno u otro sentido. El tema que vamos a abordar (hoy) en el estreno del programa, es el consumo a través de Amazon. Me gustan los temas que nos afectan en el día a día, en el fondo los temas sociales.

¿Se ha convertido en adicta a las compras ‘on line’?

—Tanto como adicta, no. Pero he de reconocer que durante la pandemia, igual que ha hecho otra gente, he aumentado esta forma de compra. La verdad es que resulta difícil no caer en las compras on line, es un sistema que acaba siendo goloso.

Se nos llena la boca con las tiendas de proximidad, las del barrio, las del pueblo, las de nuestra ciudad…

—Tenemos muy claro el discurso de apoyo al pequeño comercio, somos conscientes que estas compras no les hacen ningún favor, que los ahoga…

¿Pero?

—Acabamos picando. Soy consciente de la otra cara de comprar en grandes plataformas digitales e intento hacerlo de una manera ética.

Siempre se habla de cómo otros países de nuestro entorno han afrontado la pandemia. ¿Hay muchas diferencias con Francia?

—Si echamos la vista atrás, hace casi un año, empezaba el confinamiento en Euskadi y en el resto del Estado español. En Francia no eran entonces conscientes de lo que se venía encima. Semanas más tarde, se vivió allí la misma situación que había aquí. Las medidas han acabado siendo más o menos las mismas. Sí que estamos viendo que allí se está aplicando algo más de mano dura respecto a la hostelería, desde octubre los bares y restaurantes están cerrados y no hay fecha de apertura.

Está cerrada hostelería, pero las ayudas son mayores y permite una supervivencia a quienes viven del sector, ¿no?

—Imagino que todo va por ahí. No sé cuáles son esas ayudas, pero una situación como la que se está viviendo en Francia sin unas ayudas a la altura, no sería sostenible para el sector.

“Cuando regresé de mi corresponsalía en París, me apetecía tratar los temas más en profundidad”

“Aquí y ahora’ es un cambio radical de formato y una manera de trabajar totalmente diferente”

“El hecho de que mi marido sea periodista ayuda, sobre todo cuando eres corresponsal”