N la noche del pasado domingo, La Sexta ofreció una entrega más del programa de entrevistas de Jordi Évole con el astro mundial del fútbol, el argentino Leo Messi, que resultó un monumental chasco para los fervorosos aficionados y espectadores en general que esperaban una entrevista cargada de contenidos, emociones y noticias punteras, dada la categoría de entrevistador y entrevistado.

Pero todo quedó en agua de borrajas, en gigantesco souflé desinflado que prometía pasajes emocionantes, noticias de alcance sobre su futuro y que quedó en fracaso por las preguntas tópicas y manidas, poco novedosas; ya se sabe que información es novedad, lo demás son zarandajas y valen poco.

Jordi Évole se presentó rendido, entregado, forofo del argentino y esa toma de posición respecto a Messi le quitó valor a la credibilidad y confianza en el televidente con pasajes de forofismo chungo y rácano. Momentos como el de la camiseta firmada para el niño del presentador o las guías despistantes (Manchester y París) para cazar al argentino en su nuevo destino futbolístico, así como la pleitesía desbordante desarrollada a lo largo de toda la entrevista quitaron valor a una pieza periodística en esta ocasión desaprovechada y gris.

A esta roma calidad informativa, hay que añadir dos errores garrafales en la continuidad, cortando a saco la entrevista con mensajes comerciales y volviendo a la narración con un desprecio inaguantable hacia los espectadores. Casi todo mal en una noche desgraciada. Al gallo futbolero, el granjero preguntón no le arrancó ni una pluma. Todos tenemos un mal día, digo noche.