El otoño trae consigo nuevas expectativas informativas televisivas, y una de ellas son los reportajes dedicados a ver cómo nuestras pequeñas rutinas están afectando al aire, a los animales y a la tierra. Son informaciones que abundan cada vez más desde que la humanidad es consciente de que se enfrenta a una grave crisis climática de consecuencias imprevisibles. Natural, lo nuevo de un veterano como Jalis de la Serna,Natural quiere poner el acento en todas esas cosas que hacemos de forma cotidiana, pero que multiplicadas por miles de veces y por millones de personas acaban poniendo en riesgo los ecosistemas y la salud de un planeta frágil.

Describa qué es Natural

- Es un programa en el que hemos hecho un recorrido por diversos temas para ver cómo afecta la mano del hombre, la actividad humana, al medio ambiente, porque no somos conscientes de que todo lo que hacemos en el día a día tiene consecuencias en la naturaleza.

¿Siempre pensamos que son las acciones grandes las que influyen?

- Sí, pero hace tiempo que sabemos que esos pequeños gestos que tenemos en un momento dado y se repiten millones de veces en un día en todo el mundo tienen su coste. Abrir de más el grifo de agua, tirar al suelo aquello que debe estar en un lugar desde donde vaya a un sistema de reciclaje… Son muchas pequeñas cosas, pero que influyen.

¿Qué es lo que más le ha impresionado en este proceso?

- Todo. Hemos visto cómo están los acuíferos, los ríos, hemos visto cómo hay especies invasoras, también hemos entrado en temas de alimentación... Es lo que decía, un recorrido viendo cómo afecta la actividad humana al medio ambiente, pero teniendo también muy en cuenta esas pequeñas cosas que hacemos cada uno de nosotros prácticamente a diario.

¿Hablamos del coronavirus como el karma que nos reprocha y castiga por lo mal que lo hemos hecho con la naturaleza?

- Pues quizá no estaríamos equivocados, y de hecho hay gente que lo relaciona directamente. Yo pienso que este virus es una advertencia que pone de manifiesto hasta qué punto estamos a merced de esa naturaleza a la que tan mal tratamos. Tenemos que aprender que si no la cuidamos podemos sufrir nuevas consecuencias indeseadas.

Para como ha sido usted, se le ve muy calmado en sus nuevos reportajes.

- Te juro que sigo siendo el mismo periodista apasionado que empezó en el mundo del reportaje.

Sí, pero sorprende que haya dejado esa imagen de reportero intrépido en lugares hostiles para mostrarnos la de periodista de campo oliendo flores.

- Ja, ja, ja… Todo tiene su explicación, incluso las imágenes en las que aparezco oliendo flores. Mi evolución en los reportajes responde a por dónde me lleva la profesión. Al margen de los temas que yo escojo y que me gusta hacer, la realidad es que trabajo para el grupo Atresmedia, y es la dirección de programas la que decide con qué proyectos vamos cada temporada. Estoy encantado de haber hecho la etapa de reporterismo en zonas conflictivas, y ahora también de realizar mi profesión de esta otra forma.

Sin embargo, la gente siempre le recuerda en lugares hostiles, ¿no?

- Sí. Cuando voy por la calle y la gente se acerca a mí es para recordarme aquellos duros reportajes que hacíamos en lugares difíciles y de conflicto, y para comentarme el valor que mi equipo y yo le echábamos a esos trabajos. Pero yo también estoy a gusto y contento haciendo este tipo de reportajes que habéis visto en las últimas temporadas en La Sexta. Son más divulgativos y están más relacionados con temas muy cercanos a nuestra sociedad. Lo más importante es la labor de comunicar y de contar a los espectadores qué ocurre con todos los temas que les interesan.

¿Quiere decir que dice adiós a los reportajes más arriesgados?

- No, ni mucho menos. No descartamos volver a trabajar en zonas complicadas, pero está bien dejar un poco de lado ese terreno para poder volver a mirarlo con otra perspectiva en un futuro.

¿Echa de menos ese tipo de periodismo? ¿No tiene mono de esa adrenalina que dan las situaciones peligrosas?

- Sí, sí a las dos preguntas. Por supuesto que se echa de menos. Estoy muy contento con lo que hago y con las propuestas que hacemos actualmente a los espectadores desde un ámbito más divulgativo y cercano, pero claro que echo de menos el reportaje aventura. Por ejemplo, los que hicimos cuando estábamos en el Congo o en Ucrania, por poner dos referencias geográficas, porque ha habido otras muchas. Claro que echo de menos esa adrenalina que se dispara cuando estás en situaciones imprevisibles y no sabes de qué forma van a acabar, y digo esto sin ponernos dramáticos.

¿El riesgo le gusta mucho?

- Me gusta sentir el riesgo en la piel, pero no creo que sea único en ese sentido. La atracción por el riesgo la llevamos todos dentro, y las circunstancias van a determinar si utilizas o no esa atracción. Cuando he hecho reportajes en zonas de conflictos no ha sido porque me haya divertido jugar con esa atracción de arriesgar, no; mi interés siempre ha estado en contar qué es lo que pasaba en determinadas zonas, en denunciar situaciones que a mí me parecía que el espectador tenía que conocer. La atracción por el riesgo es un punto en valor, pero no lo es todo. Mi idea siempre ha sido informar y explicar cómo viven las personas en muchas partes del planeta.

¿Con qué se queda de Natural

- ¿Sorpresas? Muchas. Pero lo más importante son todas las cosas que he aprendido. No somos conscientes de la cantidad de cosas que desconocemos de nuestro entorno más cercano. Por ejemplo, los gorriones. Parece que son unos pajarillos sin más que hemos visto toda la vida y que ahí se acaba su presencia y existencias. Pues no, el gorrión es un bioindicador importante para determinar cómo está la calidad ambiental. Se estima que en los últimos quince años se han podido perder 30 millones de gorriones solo en España. Fíjate cómo hemos contaminado el ambiente y cómo hemos creado lugares hostiles para animales tan comunes como estos pájaros.

¿El agua, bien básico, va a tener mucha importancia en su programa?

- Es que el agua es fundamental para nuestras vidas. Es algo que todos sabemos, pero que debemos recordar a diario. El agua es algo más que dar la vuelta a un grifo y que salga de él. En este caso vamos a ir por los acuíferos, porque en España hay cantidad y se están gestionando muy mal. Son una reserva estratégica de agua para el futuro que está sobreexplotada.

Si damos un paseo por los ríos también nos podemos echar las manos a la cabeza.

- Sí. Me he sorprendido con la mala calidad que tienen las aguas de nuestros ríos, aunque son los grandes abastecedores para las ciudades. Están muy contaminados. Se calcula que cuatro de cada diez ríos están muy mal.

¿Seguimos actuando a la contra con la naturaleza a pesar de que colectiva e individualmente nos sentimos muy concienciados?

- Sí, y es una contradicción. Sabemos que lo hacemos mal, pero quizá anteponemos nuestra comodidad. No lo sé, todos tenemos que mirarnos por dentro y ver qué es lo que hacemos mal. Hacer estos reportajes también ha conseguido que cambie ciertas opiniones por otras.

¿Por ejemplo?

- El lobo. Un animal mítico y temido, un animal al que empezamos a querer y a valorar gracias al también mítico Félix Rodríguez de la Fuente. Ahora he comprendido que es un animal importantísimo para controlar las poblaciones de otros animales salvajes en nuestros entornos. Lo que más me ha sorprendido es el poco conocimiento que los ciudadanos de a pie tenemos de la realidad ambiental que nos rodea y lo importante que es que la cuidemos.

Vamos a acabar echando de menos hasta a las moscas, que también parece que están disminuyendo en población.

- ¡Y mira que son pesadas! Cualquier elemento del ecosistema tiene su importancia, moscas incluidas, y tiene también su sentido.

Tras los parones por el confinamiento, parece que vuelve el reporterismo a la televisión.

- Creo que sí, y es muy importante que se siga haciendo. Contar lo que pasa por el mundo, lo que ocurre aquí al lado o lo que le hacemos al medio ambiente con nuestros estilos de vida, es necesario para que todos los ciudadanos nos demos cuenta de cómo es el mundo en el que vivimos y hacia dónde va o hacia dónde estamos llevando al planeta.

¿Entenderemos todos el lenguaje de Natural

- Por supuesto que sí. No es un programa elitista ni para científicos, es un programa que pretende llegar a todos los públicos, que habla de nuestro estilo de vida y cómo este afecta a nuestro medio ambiente más próximo. Este programa es un ejercicio de periodismo, de salir a la calles de nuestras ciudades y pueblos, de ir al campo y de hablar con gente que está involucrada en que la mano del hombre no siga avanzando en su afán, voluntario o involuntario, de acabar con la naturaleza. Se trata de ver cómo muchas cosas que para nosotros son puras rutinas admisibles, están afectando al medio ambiente.

¿Hay mucha diferencia entre este programa y el anterior, Enviado especial

- La mayor diferencia, además de los temas que tratamos, es que Enviado especial se hacía fuera de España y este lo hacemos todo aquí. El anterior tenía un punto más científico, estaba hecho en un ambiente más de laboratorios y también con un tratamiento más sociológico.

Personal

Edad: 46 años.

Lugar de nacimiento: Madrid.

Trayectoria: Siempre ha estado muy ligado con el mundo del reporterismo. Durante un tiempo fue reportero del programa En tierra hostil junto a Alejandra Andrade. Tras la separación profesional de ambos, De la Serna inició su recorrido en solitario con Enviado especial, programa que se emitió en La Sexta. Ahora vuelve con Natural, un programa más tranquilo aparentemente, pero no menos apasionante que los anteriores. Se trata de una serie de ocho reportajes de carácter didáctico que apelan a cambiar nuestro comportamiento.