En 2013, el escritor Rhidian Brook escribió El día que vendrá inspirado en la historia de su propio abuelo: cuando como coronel tuvo que viajar a Alemania para recuperar el país después de años de muerte, decidió convivir en una casa con sus propietarios alemanes. Así, dos familias que meses antes habían estado en lados opuestos del conflicto, acabaron compartiendo hogar durante cinco años. “Aunque los eventos que se muestran en El día que vendrá son de mi propia creación, esta historia no se podría haber escrito sin el irrepetible acto de bondad de mi abuelo”, apunta Rhidian Brook. Y es que, a partir de su experiencia, ha construido un relato donde a través de un triángulo amoroso mostrará las aristas de una postguerra cuya sombra perdura.

Ambientada en la Alemania de la posguerra de 1946, narra cómo Rachael viaja hasta un Hamburgo en ruinas para reunirse con su marido, Lewis, un coronel británico que recibe la misión de reconstruir la ciudad destruida. Cuando van a mudarse a su nueva casa, Rachael descubre que Lewis ha decidido que compartirán su estancia con sus antiguos propietarios: un viudo alemán llamado Lubert y su hija. “El tenso matrimonio de Rachael con Lewis y su creciente conexión con Lubert a medida que avanza el metraje son el pulso del largometraje”, cuenta James Kent, director del filme y veterano cineasta conocido por proyectos como Testamento de juventud (2014).

De enemigos a personas Esa convivencia entre los dos antiguos bandos enemigos fue la idea que atrajo a la actriz británica Keira Knightley, según asegura ella misma: “Estaba realmente interesada en la idea de cómo, cuando dos países han sido enemigos durante tanto tiempo, de repente ven a las personas como personas y no simplemente como los malos o como el otro bando”.

La protagonista de Colette u Orgullo y prejuicio, entre otros filmes, comparte escena con Jason Clarke -La noche más oscura, Everest-, como el coronel Lewis Morgan; y con Alexander Skarsgård -Perros de paja, Melancolía- como el arquitecto alemán Stephan Lubert. Los tres personajes son los pilares de “una historia de amor y pérdida y resistencia humana, de nuestra capacidad para, después de pasar por el capítulo más horrible de la historia humana, reinventarnos y comenzar de nuevo”.

Cada uno de ellos está destrozado por la guerra -el hijo de Rachael y Lewis murió en un bombardeo en Londres, Stephan es un hombre roto que ha perdido a su esposa, su trabajo y su casa- y tratarán de reconstruirse a sí mismos. Es una reconstrucción a la que se enfrenta también una Alemania prácticamente en ruinas. “Quería traer el pasado hacia el presente y conseguir que la experiencia de 1945 pareciera como si fuera ayer”, explica Kent sobre el trabajo de fotografía y las localizaciones, escenarios y decorados. Así, apunta que el diseño de producción era bastante “crítico” ya que tenían que reflejar “absoluta devastación”, con edificios en ruinas y escombros.

Y, como contraste, villa Lubert: la casa de Stephan y donde transcurre gran parte de la acción. “La casa ilustra a los personajes y asusta a Rachael, ya que no la entiende y no sabe nada de lo que contiene”, explica Keira Knightley. Un hogar ajeno que irá haciendo suyo conforme su relación con su dueño, Stephan, avance. Pero... ¿será consciente a tiempo el coronel Lewis de que está perdiendo a su mujer conforme se suceden los días o será demasiado tarde?