¿Quién no ha soñado alguna vez con vivir unas idílicas Navidades en una acogedora cabaña de madera, al calor de una chimenea y en medio de un bosque nevado? Si es tu caso y si, además, tu deseo desde niño es conocer en persona a Papá Noel, tu destino está en Rovaniemi, la capital de la Laponia finlandesa y desde 2010 la ciudad natal oficial de Santa Claus. 

Aunque cuenta la leyenda que este popular personaje vive en la misteriosa localidad de Korvatunturi, un tranquilo y silencioso rincón de Laponia, su ubicación exacta es un secreto. Para preservar su intimidad, Papá Noel decidió en 1985 establecer su oficina de trabajo a 8 kilómetros al norte de Rovaniemi, dando así origen al complejo de Santa Claus Village, un parque temático que es el principal atractivo turístico de la región. 

Santa Claus lee con atención una carta.

Su ubicación no es casual y se debe a la visita que realizó la esposa del presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt, Eleanor Roosevelt, a Rovaniemi en 1950. Considerada una activista de renombre mundial y famosa por su labor humanitaria, quiso ser testigo de la reconstrucción de la ciudad, que quedó destruida tras la Segunda Guerra Mundial.

Para cumplir con su deseo de visitar también el Círculo Polar Ártico, los gobernantes de Rovaniemi construyeron, coincidiendo con su línea imaginaria, una cabaña a 8 kilómetros al norte de la ciudad. Esta construcción se conserva como la Cabaña de la señora Roosevelt y está situada junto a la Oficina Central de Correos de Papá Noel, uno de los edificios de visita obligada en Santa Claus Village. 

Atendida por elfos, en ella se guardan las cartas que llegan para Papá Noel desde todo el mundo. Un buzón recoge las misivas dirigidas a Santa Claus y otro, de correo ordinario, las que se envían desde allí con el matasellos especial del Círculo Polar Ártico.

Entrada a la Oficina Central de Correos en Santa Claus Village.

Otro edificio que debes visitar es la Oficina de Santa Claus. Atravesando un pasadizo oscuro en el que podrás ver a los elfos preparando regalos, llegarás a la sala donde está Papá Noel. Podrás charlar con él y los duendes inmortalizarán el momento en fotos y vídeos.

Fachada principal de la Oficina de Santa Claus.

Y desde aquí, desde su lugar de trabajo, este anciano bonachón, con barba blanca y vestido de rojo, parte cada 24 de diciembre montado en su mágico trineo tirado por renos para llevar sus regalos a los niños de todo el mundo. En la aldea de Santa Claus podrás ver de cerca a estos animales, que son el centro de la cultura Sami, el pueblo indígena más antiguo de Europa que habita en la región, y podrás desplazarte en trineos tirados por ellos (los renos voladores solo están reservados para Papá Noel). Si vas de caminata o montado en moto de nieve, también podrás contemplarlos en libertad.

Un joven sami vestido con el traje típico engancha un reno al trineo.

La entrada al recinto es gratuita y cualquier tipo de extra (fotos, vídeos, certificados, licencias...) se paga. Puede visitarse durante todo el año, pero en invierno, con apenas dos horas de luz diarias, tiene un encanto especial. Aunque hace mucho frío y hay que ir bien abrigado (las temperaturas mínimas pueden alcanzar los -40 grados centígrados), contemplar la aldea de Santa Claus totalmente nevada e iluminada durante la noche polar o Kaamos merece la pena. 

Otra razón para visitar Santa Claus Village es que podrás pisar el Polo Norte traspasando la línea de linternas que marcan el Círculo Polar Ártico. Todo ello en un ambiente totalmente navideño y, además, con la posibilidad de contemplar alguna aurora boreal

Linternas que marcan la línea del Círculo Polar Ártico en el parque temático.

Recorrer las calles nevadas de Santa Claus Village y visitar sus restaurantes, bares y tiendas de souvenirs repartidas por todo el recinto es un lujo y te permitirá reponer fuerzas y comprar recuerdos de lo que seguro que será uno de tus viajes más mágicos e inolvidables de tu vida.