Austria afronta un periodo de inusual incertidumbre política tras el triunfo, claro pero sin mayoría parlamentaria, del ultranacionalista y prorruso FPÖ en las elecciones del domingo, un resultado que complica la formación de un nuevo Gobierno. De entrada, todas las demás formaciones rechazan aliarse con el FPÖ del exministro del Interior e ideólogo radical Herbert Kickl.

El posible acuerdo se presenta difícil y complicado, dadas las grandes diferencias de los programas de conservadores y socialdemócratas, y para la república alpina un Ejecutivo tripartito sería un nuevo experimento.

La tradición mantenida hasta ahora siempre llevó al presidente del país a encargar la formación de un nuevo Ejecutivo a la formación más votada, pero esta vez el jefe del Estado, el ecologista Alexander van der Bellen, avanzó que antes de tomar una decisión realizará consultas con todos. “Ahora se trata de acercarse unos a otros, encontrar soluciones y compromisos. Eso puede llevar algún tiempo”, dijo Van der Bellen tras conocerse los resultados de las urnas.

Se espera que el presidente comience mañana los sondeos con los líderes de los cinco partidos que entraron en la Cámara de 183 escaños, informó ayer la radio pública ORF.

Posibles coaliciones

Según informó la agencia local APA, a pesar del claro rechazo de los demás partidos, los ultras ya tendrían un equipo y un documento base para negociar un eventual acuerdo de Gobierno, basado en su programa electoral que, bajo el lema Fortaleza Austria, exige poner fin a la inmigración y cancelar las ayudas sociales a los extranjeros.

Las negociaciones para formar un gobierno se auguran largas y complicadas. De media, las negociaciones en Austria han durado hasta ahora 62 días, aunque en 2019, fueron 100 días.

Existen varias opciones: una de ellas es entre el FPÖ y el ÖVP. Sin embargo el canciller y líder democristiano, Karl Nehammer, ha descartado una coalición con el FPÖ bajo el liderazgo de Herbert Kickl, al que considera un “peligro para la seguridad nacional”. De momento parece improbable que Kickl, reforzado por la victoria, no entre en el Gobierno para facilitar una coalición. Socialdemócratas, ecologistas y liberales no quieren ningún tipo de pacto con el FPÖ.

La otra opción es lo que en el pasado era la “gran coalición”, entre ÖVP y SPÖ, aunque esta última sería muy ajustada en términos de mayoría parlamentaria ya que tendrían 93 escaños en una cámara de 183 diputados. Para los partidos tradicionales reeditar la “gran coalición”, una fórmula de gobierno habitual en Austria durante décadas, supondría alimentar el discurso victimista del FPÖ y entrañaría también riesgos. También se baraja una coalición tripartita con el liberal NEOS como tercer socio

Los resultados oficiales confirman la victoria del FPÖ con el 29,2% de los votos y 58 escaños, 13 puntos y 31 escaños más con respecto a las legislativas de 2019, según los datos ofrecidos ayer por el Ministerio del Interior. El democristiano ÖVP (socio mayoritario de la actual coalición con Los Verdes en el poder) perdió 11 puntos al quedar en segundo lugar con el 26,5% y 52 diputados (-19) seguido por los socialdemócratas (oposición), con el 21% y 41 escaños.

Con un 9% y 17 diputados, los Neos superaron a Los Verdes, que cayeron del 14 al 8%, y ahora tendrán 15 en lugar de 26 escaños.