Un día después de su nominación como primer ministro de Francia, Gabriel Attal ultima la formación de su Ejecutivo, que negocia con el presidente, Emmanuel Macron, para contentar a las diferentes familias que apoyan al jefe del Estado.

La juventud del nuevo jefe del Gobierno, con 34 años, ha despertado recelos entre algunos veteranos sustentos de Macron, que ahora quieren cobrarse la reválida en forma de mayor peso en el nuevo Ejecutivo. Por eso, cuando se conozca la identidad de los ministros, algo previsto antes del fin de semana, se sabrá el margen real de maniobra del que goza Attal, que tiene por delante la labor de revitalizar el mandato de Macron con la vista puesta en las elecciones europeas de junio.

Todo apunta a que el joven jefe de Gobierno deberá aceptar que se mantengan en sus gabinetes los pesos pesados actuales, incluso si algunos de ellos maniobraron para que no fuera nombrado en el cargo.

Es el caso del titular de Interior, Gérald Darmanin, que acompañó ayer a Attal a la visita de una comisaría cercana a París y cuyo entorno ha hecho saber que tiene garantías de Macron de seguir en el Ejecutivo.

Durante un tiempo candidato al puesto de primer ministro, Darmanin ha visto su estrella atenuarse tras el fiasco de la ley de inmigración, que solo salió adelante el mes pasado gracias al apoyo de la extrema derecha de la Asamblea Nacional, lo que fracturó el partido del presidente.

Tampoco se mostró muy entusiasmado con el nombramiento de Attal el ministro de Economía, Bruno Le Maire, otro miembro influyente del actual Ejecutivo y, como Darmanin, posible candidato a la presidencia del país en 2027, cuando Macron ya no podrá optar a un tercer mandato.

El expilar de la derecha ha visto como el que fuera su subordinado en 2020 como ministro delegado de Hacienda ha pasado ahora a ser su superior y además fue uno de los últimos en colgar en las redes sociales su felicitación al nuevo primer ministro.

Aunque todo apunta a que Le Maire seguirá al timón de las cuentas francesas, que a partir de ahora deberán empezar a pagar los excesos de los años de la pandemia, hay rumores que señalan que sus atribuciones, que incluyen Hacienda, pueden verse recortadas.

La hipótesis Lagarde

En paralelo, ha comenzado el baile de rumores sobre nuevos fichajes para el Gobierno, que encabeza la actual presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, que ya fue ministra en tiempos de Jacques Chirac y que podría encabezar ahora la diplomacia francesa.

Otro nombre que se baraja es el de la expresentadora de televisión Claire Chazal, que durante años puso rostro al informativo más visto en el país durante los fines de semana y que podría hacerse cargo de Cultura.

Además de contentar a las diferentes familias de su partido, Macron y Attal tendrán que atraer a diputados de otras formaciones para paliar la ausencia de una mayoría parlamentaria que ya desgastó al pasado Gobierno de Élisabeth Borne.

La cadena BFMTV indicó que el presidente propuso a su ya exprimera ministra la cartera de Defensa, pero esta la rechazó.

Attal cuenta para negociar esta nueva etapa con su popularidad. Los sondeos le señalaron como el más querido de los ministros y, según uno publicado ayer por Le Figaro, más de la mitad de los franceses aprueba su nominación.

Esta claro que Macron ha puesto el Ejecutivo en manos de un político bien valorado por la opinión pública y ahora Attal tiene una oportunidad magnífica de convertirse en otro de los candidatos a sustituir a Macron, uno más en un cuadrilátero en el que no sería bien recibido.