Los colegios electorales abrieron este domingo por tercer y último día consecutivo en Estonia, en una jornada electoral de la que se espera que emerja como vencedora la primera ministra en funciones, la centrista liberal Kaja Kallas.

Hace una semana que los estonios ya podían depositar su papeleta en algunas urnas seleccionadas para elegir a los 101 diputados que se sentarán en el Parlamento o Riigikogu.

Desde este viernes los 405 colegios electorales del pequeño país báltico han abierto en horario de 12.00 a 20.00 horas, lo que, unido al sistema de voto electrónico, ha llevado a que casi la mitad del millón de estonios con derecho a voto ya lo haya ejercido, según datos de la televisión pública ERR.

Kallas, del Partido Reformista, es la favorita de las encuestas en una campaña que se ha visto dominada por la guerra en Ucrania y el apoyo militar a ese país, así como por la inflación, que en febrero fue la segunda más elevada de la Eurozona.

La primera ministra en funciones, la centrista liberal Kaja Kallas. LUDOVIC MARIN / AFP

Los analistas creen que es probable una reedición de la coalición actual con el partido de los Socialdemócratas y con los conservadores del Isamaa o Partido de la Patria.

La principal formación opositora, el Partido Popular Conservador de Estonia (EKRE), ha perdido fuelle en los sondeos después de que emergieran alegaciones de supuestos vínculos con Rusia.

Una de las novedades de esta cita con las urnas es que el voto electrónico -que se realiza a través de una aplicación y puede repetirse tantas veces como se desee- fue posible hasta ayer, sin que se introdujeran tres días de pausa como en comicios anteriores, y que un votante arrepentido puede anularlo introduciendo una papeleta física en la urna.

Además los resultados del voto electrónico no se anunciarán al cierre de los colegios electorales, sino que serán revelados al finalizar el recuento completo, previsiblemente en la madrugada del lunes.

De acuerdo con los medios estonios, el presidente Alar Karis ya votó el pasado jueves desde un punto de internet gratuito en una biblioteca, mientras que Kallas lo hizo el miércoles desde su portátil en una librería de Tallín.