Me alegro por la victoria de Kévin Vauquelin y lo que supone eso para el Arkéa. Es un equipo que lleva varios años invirtiendo en el ciclismo sin obtener grandes resultados en el Tour. Que la escuadra gala logre su primera victoria en la carrera francesa después de intentarlo tantas veces es bueno para el ciclismo francés y para el ciclismo como deporte. Que las empresas inviertan dinero y tengan resultados no es sencillo, por eso es bueno para todos que equipos que no son de los grandes también canten victoria. Es un balón de oxígeno para que el ciclismo se equilibre y las estructuras medianas tengan suficiente dinero para retener a buenos ciclistas y poder competir lo mejor posible en un ciclismo en el que cada vez se notan más las diferencias. Esta victoria ayuda. Si miramos a la general, las dudas que teníamos por resolver sobre si Vingegaard estaba bien, han quedado resueltas. La víspera intuíamos eso por cómo se comportó el Visma, pero en la subida de San Luca el danés ha demostrado que está muy bien. El Tour es un mano a mano entre él y el esloveno. Por eso me extrañó el movimiento de la primera etapa, cuando el UAE optó por no sacrificar a Ayuso. Ha quedado claro que el Tour es cosa de Pogacar y de Vingegaard si no hay incidentes raros por el camino. Ahora veremos cómo se desarrolla la carrera. Eso sí, si fuera el UAE, seguiría probando al danés. La acumulación de esfuerzos de estos días después de tanto tiempo sin competir pueden ser un hándicap para Vingegaard. Esta primera semana buscaría un mal día del danés, que puede notar, sobre todo a través de la recuperación, que no va del todo bien. En caso de que no suceda, cambiaría de planteamiento y miraría cómo poder hacerle daño en las próximas semanas, en los días clave. En cuanto al resto de favoritos, Evenepoel y Carapaz han podido resolver, pero el resto está un par de pasos por detrás de los dos fenómenos. Nada nuevo, por otra parte.

El autor es director deportivo del Grupo Eulen-Nuuk