donostia - Dos días después de su despedida de la alta cocina desde lo alto de sus tres estrellas Michelin, Dani García recomendó ayer a los alumnos del Basque Culinary Center “seguir sus sueños con sentido común” y tener cuidado con los egos “que llegan a matar negocios”. Ante un auditorio repleto, el cocinero malagueño habló sobre los entresijos de su decisión de cerrar su restaurante de Marbella, anunciada un mes después de obtener la tercera estrella el 21 de noviembre de 2018, para embarcarse en nuevos formatos con los que quiere llegar a más comensales. “Nuestro momento que comenzó hace veinte años ha acabado y ahora empieza otro que nos ha atraído siempre, porque siempre hemos sabido que había otro mundo y que el mundo estaba ahí”, asegura.

Sus colegas de profesión ya no ven el cierre de su triestrellado restaurante como una locura. “Lo he explicado y ahora es diferente. Esto es algo muy personal, muy mío y de mis circunstancias y no lo hago para abrir un camino por el que me tengan que seguir, pero sí es cierto que he tenido la valentía de ser el primero, porque hay más gente que lo piensa y esto remueve conciencias”. Seguirá con su programa de cocina Hacer de comer en La 1 y se embarcará en multitud de proyectos hosteleros, pero tendrá “libertad” para viajar, pasear, compartir tiempo con su familia sin tener que “mirar las reservas del restaurante”.

sueño y negocio A los estudiantes les alentó a “perseguir sus sueños” pero sin perder de vista que un restaurante es un “negocio”. “Somos raros en este país porque está mal visto decir que quieres ganar dinero, parece que te hace ser menos creativo, cuando un negocio es sostenible si es rentable y, de lo contrario, tiene fecha de caducidad”, señaló, y aclaró que el dinero no ha sido la razón de su cambio de rumbo. Los datos son “claros”: por su restaurante triestrellado han pasado este año, excepcional porque ha influido el anuncio de su adiós, 15.000 personas mientras en BiBo Madrid, una de las marcas casual que rige con éxito, 150.000. Tras su último servicio en Marbella el sábado acompañado de críticos gastronómicos, periodistas y compañeros de profesión, reconoció que no siente nostalgia ni sensación de “salto al vacío” porque su vida es “frenética” y estará ocupada con las aperturas de sus próximos proyectos.

La capital de Qatar será la primera plaza con la inauguración, en enero, de un espacio en el Hotel Saint Regis, al que seguirán Leña, que ocupará el espacio de Dani García Restaurante y que acogerá un steak house en marzo, el BiBo del Aeropuerto de Málaga, y otros proyectos en Nueva York, París, Bahamas y Miami. “Seguirá habiendo sacrificios, pero de otra manera”, aseguró este cocinero que espera poder disfrutar de fines de semana con su familia cuando los viajes le permitan quedarse en Marbella y que reconoce que la generación iniciada por Arzak y que continuó con Adriá no tiene relevo. “Lo dieron todo por nada a cambio, en un momento en el que la prensa no nos miraba, ni el público. Era un mundo enano que yo conocí porque era uno de los más jóvenes y que he podido compartir con viajes y historias”, señala. Ahora los jóvenes “tienen más información”, pero soportan una situación más negativa porque “los anteriores lo consiguieron todo en el sentido conceptual, filosófico y técnico. Ya no se inventa en España a nivel técnico, se tocó techo”, afirma. “Mi sueño ahora es estar un domingo paseando por Marbella sabiendo que medio mundo está comiendo mi gazpacho de cereza o mi brioche de rabo de toro”, aseguró sobre dos de sus creaciones más populares. - Efe