bilbao - La idea de vivir en Marte se consideraba pura ficción pero podría ser realidad en un futuro cercano. La segunda temporada de Marte, producción de National Geographic, se estrena en el canal hoy a las 22.50 horas. Sus seis episodios combinan secuencias documentales y de ficción para predecir cómo podría ser la vida en el Planeta Rojo. La nueva temporada explora la frontera entre la ciencia y la industria en un planeta aislado y cruel. Hay un constante tira y afloja entre los intereses sobre la rentabilidad por una parte y la exploración por otra. Los nuevos episodios arrancan cinco años después del final de la primera temporada, cuando el equipo original de Mars Science Foundation (IMSF) se esforzó para llegar de forma segura y crear un asentamiento inicial. Ahora es 2042 y el IMSF ha establecido una colonia plenamente desarrollada, Olympus Town, aunque no pueden financiar la expedición a Marte por sí mismos. De repente, se les han abierto las puertas con una oferta del sector privado pero surgen tensiones entre los científicos centrados en los objetivos de la misión original y los mineros enviados por una corporación que desea obtener benéficos económicos (Lukrum Industries).
La serie se ocupa de embarazos, relaciones que se rompen, nuevos romances, epidemias, crisis nerviosas, apagones, heridas, ejercicios, comidas y temas relacionados con la socialización en general. Pero, cuando esto ocurre a unos seres aislados a 54,7 millones de kilómetros de la Tierra -en un lugar donde no hay forma de escapar- estos asuntos son más complicados. Aunque los científicos de la misión original, que llegaron al planeta nueve años antes, se vieron sobresaltados inicialmente por sus nuevos vecinos, algunos han llegado a entender y a aprender a convivir con “el otro lado”. La vida en Marte se complica cuando los científicos que buscan una nueva vida en el planeta se enfrentan a los objetivos para minería de Lukrum, además de sufrir el peor desastre natural, experimentar la llegada de la primera generación de bebés y ver el fallecimiento de seres queridos. El actor Alberto Ammann vuelve a formar parte del reparto, que cuenta con todos los actores de la primera entrega e incorporaciones como JiHAE, Jeff Hephner y Esai Morales.
En cuanto al contenido documental, las estampas de la actualidad establecen un paralelismo con lo que puede ocurrir en Marte en el futuro, examinando problemas urgentes que afectan a los límites de la Tierra en el Ártico, además de analizar eventos que amenazan la vida en la Tierra y que pueden afectarnos en el futuro a medida que nos convirtamos en seres interplanetarios: perforaciones, deshielo glacial, aumento del nivel del mar y epidemias en poblaciones indígenas producidas por el deshielo del permafrost.
Los expertos guían de nuevo a la audiencia. Este grupo incluye nombres importantes en exploración humana, tecnología y ciencia medioambiental y social, como Elon Musk, CEO de SpaceX; Ellen Stofan, antigua directora de NASA; Michio Kaku, físico teórico y futurista; Casey Dreier, director de política espacial en la Planetary Society; Antonia Juhasz, experta en petróleo y energía y Naomi Klein, autora de superventas, activista y periodista de temas sobre el cambio climático.
“La temporada anterior mostramos la llegada a Marte. Ahora analizamos qué puede ocurrir en un planeta en el que todo nos parece extraño y extraordinario”, afirma la showrunner de la segunda temporada, Dee Johnson. “Marte será una olla a presión con un constante tira y afloja entre la ciencia y la industria. Los planes de ambas partes no son totalmente excluyentes pero, con el avance de la ciencia y de la exploración, también vienen la industria y las ganancias económicas”. “La serie destaca que la naturaleza humana no cambiará cuando nos convirtamos en marcianos, pero aún no sabemos cómo vamos a gestionar nuestros instintos, emociones y conductas en Marte”, afirma Justin Wilkes, cocreador y productor ejecutivo. “Abandonar la Tierra asegura la supervivencia del ser humano a largo plazo y tenemos la tecnología y el ánimo para hacerlo pero, ¿cómo será la vida allí? Para llegar es necesario un viaje de entre seis y nueve meses por lo que antes debemos asegurarnos de que vamos a poder convertirlo en nuestro hogar de forma permanente”, concluye Stephen Petranek, coproductor ejecutivo y asesor científico.