Bilbao - Tres actores vascos están presentes en el reparto de Asesinato en la universidad, thriller que hoy estrena La 1 en prime time: Ramón Agirre, Jon Mendia y Fernando Albizu. La historia, que viaja del presente al pasado, está protagonizada por Daniel Grao, Leonor Watling y Patrick Criado.

Es una serie coral que se ha rodado en Salamanca y Madrid, está dirigida por Iñaki Peñalva y los guiones están firmados por Clara Pérez-Escrivá y Antonio Asensio Guillén. Es un homenaje a la Universidad de Salamanca en su VIII centenario. Muestra la lucha por el poder eclesiástico entre dos órdenes religiosas, los agustinos y los dominicos. El hilo conductor entre el presente y el pasado es la investigación histórica de un asesinato ocurrido en el Siglo de Oro. Al frente está la historiadora Lara Cabanes, personaje interpretado por Leonor Watling y quien trata de resolver un enigma que lleva enterrado treces siglos.

Daniel Grao, protagonista masculino en el presente, señaló a DEIA que para él “es un placer haber trabajado en esta TV movie. Es una historia de las que a mí me gustan, es ágil y mezcla el pasado y la actualidad de una forma magistral. Cuando la vi en el Festival de Cine de Donostia me quedé impresionado con los resultados. Están muy bien tratadas todas las tramas”. El actor de moda en televisión añade que para él tenía un aliciente muy importante, “poder trabajar al lado de Leonor Watling, es una maravilla y borda su papel”.

bucear en la historia Daniel Grao protagoniza Gigantes para Movistar+ y ahora está inmerso en la grabación de otra producción de Televisión Española, Promesas de arena. Además, también tuvo un personaje principal en La catedral del mar: “No soy imprescindible en ninguna serie, he tenido la suerte de haber podido enlazar personajes en productos muy interesantes”, concluye.

Las tramas tratan de esclarecer el asesinato, ocurrido en extrañas circunstancias en pleno siglo XVI, de Antonio de Román, un catedrático y fraile agustino, maestro de un grupo de estudiantes ávidos de conocimiento liderados por el novicio Luis de León, personaje interpretado por Patrick Criado. Cabanes se sumerge en una época en la que la Universidad de Salamanca era lugar de ardientes debates, así como de intrigas entre profesores y órdenes religiosas, especialmente los agustinos y los dominicos, que podían llegar a dirimirse en los tribunales de la Santa Inquisición.

Ramón Agirre y Jon Mendia también han contado sus impresiones a DEIA sobre Asesinato en la universidad. Ambos están en las tramas del pasado y son religiosos. Sus personajes están inmersos en el conflicto que viven agustinos y dominicos por controlar el conocimiento y acercarse a la cima del poder eclesiástico.

guerra religiosa “Mi personaje es un fraile en la jerarquía de su orden, está bastante arriba. Es un hombre de cultura, un hombre del saber que guarda celosamente los libros. Es la historia de los libros prohibidos. Y no voy a ir más allá, no se pueden desvelar todos los secretos”, señala Ramón Agirre, un actor vasco que se ha visto atrapado por los secretos que atesoraban los religiosos del siglo XVI. “Es una vuelta de tuerca a El nombre de la rosa, una historia que se adentra en el pasado para buscar respuestas enterradas bajo las capas que imponen trece siglos de distancia. Es una historia muy entretenida y que engancha como ocurre con todo lo que implica suspense”. Agirre se encuentra en estos momentos grabando la película Agur, Etxebeste. Durante el verano estuvo en la serie de ETB-1 Go!azen, en la que también da vida a un religioso aunque con un personaje de connotaciones muy diferentes a las que se dan en Asesinato en la universidad.

Jon Mendia da vida a uno de los frailes enfrentados en esta lucha de poder. El actor vasco, que también trabaja en la serie de Antena 3 Presunto culpable, se ha sentido muy cómodo viajando al siglo XVI: “Ha sido un trabajo muy interesante. He disfrutado con el personaje que me ha tocado y cuando te enfrentas a este tipo de historia también es un aprendizaje para ti”, comenta el actor vasco. Mendia se ha sentido cómodo con el ropaje de fraile, aunque algo extraño. “Lo que sí he sentido es el frío, grabamos en invierno y la historia ha sido muy rigurosa con el vestuario, así que íbamos descalzos o con sandalias, tal y como iban los monjes del siglo XVI”, comentó.