Bilbao - En 2017 cumplirá diez años al frente de Pasapalabra y se ríe cuando le aseguran que en un descuido le quitará el título de presentador eterno a Jordi Hurtado. Combina televisión y literatura.
Tres libros sobre personajes del Renacimiento: Leonardo, Miguel Ángel y Rafael. ¿Quién viene después?
-Seguiré con el Renacimiento. Creo que empezaré otra trilogía. Cambiaré el sexo y la profesión de los protagonistas.
¿Mujeres?
-Hubo muchas mujeres muy brillantes a las que dejaron brillar poco.
¿Por qué esa pasión por el Renacimiento?
-En primer lugar, porque nadie escribe de ello...
Sobre Leonardo se ha escrito mucho.
-Sí, sobre los tres, pero no a largo plazo. En segundo lugar, y mucho más importante, porque creo que se pueden rescatar muchos valores de esa época y que pueden servir en el siglo XXI.
¿Por ejemplo?
-La multidisciplina. Si en aquella época decías que eras escritor, pintor, escultor y arquitecto, no decían como ahora: “¡Venga ya!”.
¿Qué decían?
-”Demuéstralo”. Si eras capaz, te aceptaban y te respetaban para siempre. Hoy en día no; hoy te dicen: “Posiciónate; del Athletic o de la Real, de derechas o de izquierdas, creyente o no creyente...”
Escribir o presentar...
-Y amar, acompañar a mi mujer, ¿le parece poco? A mí me parece mogollón.
¿Es tan constante escribiendo como en televisión?
-Sí. El que se quiera dedicar a la literatura a tiempo parcial o tiempo completo sabe que tiene que escribir todos los días.
¿Cómo se arregla?
-Cuando estoy grabando Pasapalabra escribo tres horas y cuando no lo hago, seis o siete. Es un ejercicio de perseverancia, y al igual que en televisión, no todo lo que haces vale, no todo lo que escribes vale.
¿Qué no le vale en televisión?
-El todo vale. Hay momentos en los que uno puede decidir su propio destino argumental...
Hay colegas que no opinan lo mismo.
-Hay una línea argumental, una política de cadena, lo que sea. Cada uno tiene el poder de decidir. No comparto cuando algún compañero dice: “La productora me obligaba...”.
Me consta que ocurre.
-En un momento dado la productora de Caiga quien caiga quería que hiciera unas cosas y yo estaba seguro de que podía hacer otras. Creo que no todo vale, aunque hay algunos a los que todo les vale dentro y fuera de televisión.
Y les va bien.
-Hay gente que ve televisión y todo les vale y hay gente que hace televisión y todo les vale. Lo que no vale para mí, no significa que no valga. Es que a mí no me gusta y que yo no estoy de acuerdo con esa política; pero hay mucha gente que sí, con lo que posiblemente, el equivocado sea yo.
Como siga en ‘Pasapalabra’, se va a convertir en Jordi Hurtado.
-No creo. Hace poco nos mensajeamos y ya le dije: “Tío, quiero ser como tú aunque yo me arrugue”. Nos reímos mucho. Él tiene mucho sentido del humor e incluso nos mandamos chistes cuando ya nos empiezan a comparar. ¿Cuánto tiempo lleva él? Una barbaridad, ¿no?
En 2017 cumplirá veinte años.
-Yo hago diez el año que viene. Me saca mogollón, el doble.
La televisión es efímera pero algunos, como ustedes dos, parecen eternos.
-La televisión no es tan efímera y los que no lo somos es porque lo decide la audiencia. El día que la gente deje de ver Saber y ganar o Pasapalabra no sabremos qué hacer con nosotros. Ni siquiera sabemos si algún día tendremos una segunda oportunidad, una tercera o una cuarta o si seguiremos ahí.
¿No es angustiosa esa inseguridad?
-Lo importante es trabajar con los pies en el suelo y no pensar eso de: “Y ¿mañana qué?” Cuando empezamos en televisión todos somos esclavos de las audiencias...
¿Ahora no? ¿Lo tiene todo seguro?
-Seguro no, ¡por Dios! Es lo primero que miro todos los días. Forma parte de mi trabajo, pero no de mis preocupaciones. Prefiero disfrutar el momento y cuando acabe pues ya está, terminó.
Usted comprobó que la televisión no es eterna.
-He pasado por esa línea argumental de mi vida. Vi que yo me iba, que no se me caían los anillos por hacer otras cosas y que la vida continuaba... En esta segunda reencarnación televisiva, decidí disfrutarla más.
Cayó a un piscina sin agua, ¿tendría ahora un colchón para caer de forma más cómoda?
-Yo salté por el lado más bajito, menos profundo, aterricé muy bien y tuve la suficiente fuerza para coger la escalera y volver a salir.
¿Ha levitado muchas veces?
-Sí, cuando te dan un premio, cuando te publican la primera novela, la segunda..., cuando tu programa tiene minutos de oro...
¿Quién le baja al suelo?
-Almudena (Cid), pero lo hace desde la pasión y la admiración. Una cosa es levitar de orgullo porque te apoyan y otra cosa es levitar y mirar por encima del hombro a los que están abajo, eso sí que no. Me gusta mirar a la gente de tú a tú.