“Lo único que tengo en común con Recio es la alopecia”
Antonio Recio es uno de los personajes más odiosos del panorama televisivo. El actor de la serie ‘La que se avecina’ reúne todos los defectos humanos y sin embargo no ha perdido el cariño de los espectadores
bilbao - Se ríe a carcajadas cuando habla de su alter ego en la serie La que se avecina, Antonio Recio. No quisiera parecerse a él en la vida real, pero está encantado de darle vida porque como personaje le parece un bombón. Después de convivir con él durante seis meses al año en las ocho temporadas de esta ficción hasta le ha tomado cariño. Recio es xenófobo, machista, homófobo, fascista y tiene un negocio de mariscos donde no vende ni una gamba, pero quiere vivir a lo grande. Esta es la temporada en la que habiéndose dado cuenta de que es un inútil redomado y que no sabe ni freír un huevo, ha reconquistado a su mujer, de quien estaba separado. Evidentemente, las técnicas románticas de las flores y los bombones no van con él y, por supuesto, ni se las plantea como posibilidad.
Esta temporada está a partir de un piñón con su mujer, lo contrario que en las anteriores.
-Es una de las novedades. Recio ha estado separado y se ha dado cuenta de que no puede vivir sin ella?
¿Enamorado?
-No lo sé. De lo que se ha dado cuenta es de que es un inútil y de que no sabe ni hacerse un huevo frito; vamos, que la necesita y la echa mucho de menos.
En el sentido doméstico, que no romántico.
-Bueno, son puntos de vista. El caso es que él la necesita, se empeña en recuperarla de nuevo y lo consigue.
Al estilo Antonio Recio.
-Sí, ya sabemos cómo es él de cariñoso y simpático, un hombre que las enamora a todas. Ja, ja, ja?
‘La que se avecina’ se ha convertido en un trabajo fijo.
-Pues sí, porque llevamos casi ocho años, me vine a Madrid para unos meses y aquí seguimos después de tanto tiempo, encantados de la vida.
Hábleme de Recio desde el punto de vista del actor.
-Todos los defectos humanos que te puedas imaginar están concentrados en una persona, Antonio Recio. No es buen marido, pero como ya te he contado es un inútil y quiere tenerla a su lado como sea.
También presenta ciertos síntomas de locura y paranoia, ¿no?
-Vive en un mundo de absoluta irrealidad, y él sin su gran amigo Enrique Pastor (José Luis Gil) y su mujer no es nadie. Cuando está solo está en la más absoluta miseria personal, pero no lo descubre hasta que se encuentra sin ellos; es cuando se da cuenta de que es muy desgraciado e infeliz e intenta mantener cerca a su mujer.
¿Qué armas utiliza?
-Ninguna de las que utilizaría un hombre normal: flores, bombones y regalos. Para qué vamos a engañarnos, Recio no es romántico, nunca lo fue. No me preguntes cómo ni por qué se enamoró de este hombre, deben ser cosas de las mentes perversas de los guionistas.
¿Y cómo la ve usted a ella?
-Ella sí que es romántica, enamoradiza?
Recio tiene un negocio de marisco. ¿Cómo va ir esta temporada?
-Mal, va fatal, no vende ni una gamba. Pero ahí siguen, deben tener ahorros los Recio, ellos van gastando. Vender, poco.
Dedicarse al mundo de la langosta y demás mariscos no parece ser lo ideal en tiempos de crisis.
-En eso te doy la razón, el mundo de la langosta está mal en la realidad y en la ficción. La crisis está llegando a todos en la vida real, incluso a los que antes comían langosta.
¿Algo en común con su personaje?
-La alopecia. Vade retro, espero no tener nada más. Es un tipo que de existir sería un indeseable; eso sí, como personaje para interpretar es un bombón, pero en lo demás es un saldo. Es que no le falta de nada.
Es un personaje muy intenso y fuerte, ¿no le satura hacerlo durante tantos años?
-No, lo hago durante seis o siete meses al año. Tiene un guion muy bueno y es muy fácil hacerse con el personaje. Mira, hay series que te dan el guion y no sabes por dónde coger el papel que te han dado. Aquí no ocurre eso, al contrario. Ese descanso que hacemos de la serie viene estupendamente porque durante los otros seis meses, estoy haciendo otras cosas. Me quedo con Recio para todo el tiempo que me digan.
¿Había mostrado esa vena histriónica que le exige Recio en alguna otra interpretación?
-La verdad es que no. Este es malísimo y yo siempre había hecho personajes de gente buena.
¿Qué ve el espectador cuando se encuentra con usted cara a cara, a Jordi Sánchez o al odioso señor Recio?
-Me sorprendió desde el principio: el es xenófobo, homófobo, machista, marrullero, es un fascista y le molesta la gente que no es como él. La gente me trata muy bien porque entiende que es una crítica a este tipo de personas. Está claro que no se está haciendo apología a este tipo de individuos y la gente lo acepta bien. Estoy encantado de tener un personaje tan completo.
¿Resulta cansado?
-Sí, claro que te cansas cuando lo interpretas. Es que yo soy más relajadito que mi personaje. Este hombre siempre está crispado y tiene mucho miedo de todo, es de ese tipo de personajes que agrede antes de que le agredan a él. Es muy inseguro, él se mueve mucho más de lo que yo me muevo en mi vida normal.
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