Raquel Sánchez Silva: “De ‘Supervivientes’ he sacado lecciones vitales; me niego a creer que sea basura”
Ha terminado la última entrega de ‘Supervivientes’, un programa que considera importante en su vida, pero si tiene que elegir uno, no tiene dudas: ‘Pekín Express’
bilbao- Raquel Sánchez Silva acaba de publicar su primera novela, Mañana a las seis. No aceptó el planteamiento de la editorial de hacer una novela erótica, pero esta tiene un buen número de páginas de sexo bastante explícito. La presentadora de televisión afronta el verano tranquila; ha terminado la promoción de su libro y, de momento, no tiene programa para iniciar el curso en septiembre, pero no le preocupa.
¿De verdad está tranquila sin programa en septiembre?
-Pues sí que estoy tranquila, es la primera vez que me pasa en los últimos años, pero no estoy nada preocupada.
Pasar de tener todo a no tener nada tiene que dar cierto vértigo.
-No, ya saldrá algo. Hace poco que he terminado Supervivientes y ahora quiero disfrutar de mi libro y de mi tiempo. Además, soy muy positiva en todo.
Un año difícil.
-Sí, pero también se aprende de eso. Ha sido un año fundamental, importante, me ha cambiado pero me ha dado cosas muy bonitas también. A pesar de todo, he sacado muchas cosas positivas.
Hablemos de televisión, ‘Supervivientes’. Un espectáculo tener a gente como Amador Mohedano y su ex, Rosa Benito.
-Tengo que decir que ambos han sido grandes concursantes. Han estado siempre a favor del concurso y a favor del programa.
¿Qué quiere decir que han estado a favor del concurso? ¿Otros no?
-Alguien que va allí, va a concursar. Tienen que hacer cosas, participar, ser parte de, confiar en los equipos que estamos trabajando en el programa, respetar a esos equipos. A mí eso me parece ser un buen concursante, y, en ese sentido, los dos han sido muy buenos concursantes. No te voy a dar nombre de personas que van a Supervivientes y cuando hay un juego te dicen que no lo hacen.
¿Cómo reacciona usted ante esas situaciones?
-Les preguntas por qué y les tienes que explicar, no te digo convencer, pero sí razonar con ellos porque están en un momento de supervivencia extrema y están cansados y hambrientos. Esto no lo puedo decir ni de Rosa ni de Amador. Ellos siempre son un sí.
Formatos de este tipo suelen tener un calificativo por parte de ciertos sectores de los televidentes y de la crítica: telebasura.
-Yo no lo veo así, aunque respeto profundamente todas las opiniones. Lo de la telebasura es algo ya muy desfasado, a mí así me lo parece. La oferta temática es más rica que nunca. Yo publico un libro, Mañana a las seis. Lo quieres leer, fenomenal; no lo quieres leer, fenomenal también. ¿Quién obliga a hacer una cosa u otra? Nadie.
¿Qué ha sacado usted de ‘Supervivientes’?
-He sacado lecciones vitales y reales que me ayudan a tener una vida mejor y ser una persona mejor. Me niego a pensar que eso es basura. Algo que me ha enseñado tanto y que ha enseñado tanto a la gente que ha pasado por ahí, no es basura.
¿Cree que da para tantas lecciones un programa donde las situaciones son tan extremas?
-Es un formato interesantísimo, no estoy de acuerdo con encasillar a Supervivientes en ese término. Pero el que lo crea así, el que piense que es basura, tiene un mando para decidir. Nadie está obligado a verlo.
Elija: ha hecho muchos y variados formatos, ¿con qué programa se queda?
-Pekín Express. Es un grandísimo formato. Te voy a decir que me cuesta elegir entre este y Supervivientes. Supervivientes me ha dado muchas alegrías, ha sido el programa en el que yo he roto en la tele, en el que me he liberado, he sido feliz: he brincado, he saltado, he gritado, he jugado. Me he mostrado tal y como soy. Pero por las experiencias, por lo vivido y por descubierto, mi programa preferido, el que repetiría siempre, Pekín Express.
¿Sufren menos los concursantes?
-Se sufre un montón, al final no tienes nada, tienes que vivir con nada, tienes que conseguir que desconocidos te alojen en su casa... pero tiene un estímulo, también para los que lo hacíamos: llegar a algún lugar.
Pero era un programa de viajes.
-Ya, tú te pasabas nueve horas en una furgoneta pegando botes, sin comer, habiendo dormido tres horas, estabas hecha polvo; pero ibas hacia algún lugar.
¿Lugares importantes?
-Algunos sí, pero a lo mejor te esperaba un lugar desconocido y te pasabas la tarde jugando con niños en la plaza del pueblo, viendo el anochecer y era más bonito que cualquier lugar conocido y superfamoso. El estrés y el sufrimiento de cada día tenía un premio final, llegar a algún lugar. Ver el premio cada día hacía que todo se te pasara en un instante y disfrutaras mucho.