BILBAO. Arantza Garcés (Getxo, 1982), la presentadora de esta serie de reportajes, es una mujer inquieta que combina periodismo y acción y que también ha dado pasos en el mundo de la moda. Basque Country Vertical es un espacio hecho a la medida de sus características, porque si algo le gusta es ese toque de adrenalina que da un deporte de riesgo como es el rápel. El espacio se estrena hoy con un especial, pero el resto de entregas, seis con tres reportajes cada una, se emitirán a lo largo del primer trimestre de 2014 en el segundo canal de Euskal Telebista. El programa es un viaje de altura por los edificios más emblemáticos de Euskal Herria y también por zonas naturales como la presa de Arriaran o el nacimiento del Nervión.
Dice usted que los programas van a ser bastante especiales, ¿cuál es su papel exacto dentro del programa?
Presento el programa, va a ser muy especial, y las entrevista que hacemos a todos los invitados que traemos son colgados o en altura. Si hay algunos que se atrevan a bajar el edificio o el paraje natural conmigo, también lo hace. De momento, solo ha habido tres que se han atrevido.
¿Cuántos programas están previstos?
Por ahora seis, más el que está previsto para hoy, que es un especial de espacio naturales.
Usted es periodista, ha presentado un programa en ETB-3, pero ahora va un poco más allá.
Sí, en este tomo parte activa en los descensos, es algo diferente a mi profesión pero es que a mí el riesgo me encanta.
En este programa hace descensos pero ¿también le gusta escalar?
Sí. También escalo, pero no me considero escaladora; hago tantas cosas que igual no me puedo considerar ninguna cosa de las que practico. En el programa sí hago ascensos, es mucho más duro que rapelar.
¿Desde cuándo se dedica a este tipo de prácticas?
Ja, ja, ja? Desde que ETB me propuso hacer el programa. Yo ahora trabajo en una empresa que hace trabajos de accesos mediante cuerda. Yo llevo el departamento de formación y estoy bastante familiarizada con todas las técnicas de accesos en vertical. Me propusieron esto, a mí me encantan las alturas, me encanta volar; he hecho parapente, paracaidismo, escalada? Esta era una estupenda forma de compaginar mi trabajo con la televisión.
Supongo que es imposible hablar con usted de sentir vértigo, ¿no?
Nunca he tenido la sensación de vértigo, gracias a Dios; pero siempre he tenido respeto. Todo lo que hago y lo que me gusta entrañan un riesgo importante que hay que tener en cuenta.
¿Le ha sorprendido algo?
Mira, he hecho hasta submarinismo, algo que nunca había hecho, me lo propusieron y lo hice en el faro de la Plata de Pasaia.
¿Le resulta más atractivo este tipo de hacer periodismo que el de plató puro y duro?
Me gusta la aventura y hacer este tipo de programas tiene ese componente que a mí me atrae como aventurera que soy. Hacer algo especial gusta a todo el mundo, este programa me gusta mucho más que otros porque alturas, cuerdas y riesgo me atraen. Me gusta más estar colgada mientras contamos la historia de un edificio que estar en una redacción.
¿Qué tipo de invitados vamos a ver en los programas?
Se mezcla aventura con cultura. Vamos a edificios o lugares especiales de todo Euskal Herria e intentamos hablar con expertos. En los edificios intentamos hablar con el arquitecto o la persona que los conozca bien. También con historiadores o arqueólogos, esto ocurrió en la catedral de Santa María de Gasteiz, también estuvo el arquitecto responsable de la restauración.
¿Desde cuándo tiene esta afición por prácticas de riesgo?
Soy súper activa y siempre me ha gustado probar de todo. Al principio, haces cosas que la gente hace de forma habitual como es ir al gimnasio, andar en bici y acabas bajando edificios.
¿Este era el tipo de periodismo que quería practicar?
Tenía muy claro desde quinto de EGB que quería ser periodista y me encantaba la radio, al final me especialicé en audiovisuales y empecé a trabajar en la tele, he hecho trabajos de modelo y eso ayuda mucho al tema de la imagen.
La moda y su afición por los deportes de riesgo tiene un poco de contradicción, ¿no?
Es cierto, desfilar y bajar edificios tiene poco que ver. He sido una modelo un poco diferente a las demás; no me tiraba tanto la moda, aunque sí me gustaba y sacaba dinero. Tengo que decir que mis compañeras en el mundo de la moda son muy majas pero a mí siempre me ha gustado mucho más la aventura.
¿Qué se mueve entre las bambalinas del mundo de la moda?
Muchas cosas, pero siempre he trabajado a nivel de Bilbao y aquí somos cuatro, nos conocemos todas y nos llevamos muy bien.
Volviendo a sus descensos, ¿en qué lugar ha sentido más miedo?
En el descenso del nacimiento del Nervión. No es que sintiera pánico, eso no; pero sí da cierto respeto, son trescientos metros y tiene su cosa ese descenso, cuando le veáis en el especial que emitimos seguro que también sentís emociones muy fuertes solo con verlo. Impresiona ese reportaje.
¿Alguna lesión a la hora de hacer estos reportajes?
Ninguna, eso sí, acabas llena de moratones. Pero tengo que reconocer que, salvo momentos de cierta tensión, me lo he pasado estupendamente haciendo este trabajo, es para repetir.