Bilbao. ¡Llama a la comadrona! es una serie de época de la BBC cuya segunda temporada preestrena Telecinco hoy en prime time con un especial. La cadena de Fuencarral comenzará su emisión regular el próximo sábado en horario de tarde, en la franja en la que se ha venido emitiendo Criadas y malvadas. Los espectadores de AXN White ya han podido verla durante los meses de mayo y junio. Tanto en el preestreno como en el arranque de la serie, Ana Rosa Quintana pondrá voz a la narración de la protagonista, la enfermera Jenny Lee -tarea que en la versión original realiza Vanessa Redgrave-. Al reparto formado por Jessica Raine, Miranda Hart como la recién casada Chummy; Judy Parfitt, Pam Ferris, Laura Main y Jenny Agutter interpretando a las religiosas de la congregación anglicana; y Helen George y Byrony Hannah en el papel de las comadronas Trixie y Cynthia, se suma ahora Dorothy Atkinson, actriz británica que dará vida a Jane Sutton, enfermera sustituta que cubrirá el puesto de Chummy cuando ésta viaja a una misión en África.
Con un índice de casi un centenar de nacimientos mensuales en la humilde comunidad de Poplar (en el East End) a finales de la década de los 50, el equipo de comadronas de la Casa Nonnatus no da abasto. Sus esfuerzos para reducir la mortalidad infantil durante los partos en este deprimido barrio londinense, su asistencia a enfermos crónicos y su búsqueda del amor y del equilibrio espiritual conforman el eje de los nuevos episodios de esta ficción basada en la segunda entrega de las memorias de la enfermera británica Jennifer Worth, que murió a los 75 años, en mayo de 2011, sin llegar a ver en la pantalla el resultado de la adaptación en la que ella misma colaboró.
amable Quienes dejándose llevar por prejuicios crean que una serie que mezcla monjas y bebés va a ser una ñoñez, deberían ver algún capítulo de este fenómeno televisivo en Reino Unido, que congregó a una media de 10,7 millones de espectadores en el debut de su segunda temporada en BBC1. Es cierto que el tono narrativo es amable y no busca la lágrima, pero la realidad que muestra es muy dura, dickensiana. La trama se mueve cómodamente entre lo dramático y lo hilarante, pero es imposible verla como un mero entretenimiento: tiene la virtud de hacer pensar. No es costumbrismo que juzgue el pasado y el espectador debe intentar imaginar cómo era la vida cotidiana de las clases bajas en el Londres de 1957 y 1958: desnutrición, falta de higiene, marginación de los bebés con minusvalías, prostitución, abandono de ancianos... Tierna y entrañable, sí; pero no es una serie light ni "de chicas". Además cuenta con un elenco excelente y una admirable recreación de decorados marca indeleble de la BBC incluso en estos tiempos inciertos.