La Policía Nacional ha desarticulado un grupo que estafaba a personas mayores manipulando cajeros automáticos de entidades bancarias inutilizando los teclados con chapas de latas de refrescos para engañar a sus víctimas y quitarles su dinero, en una operación en la que han sido detenidos cuatro hombres y una mujer.
Los arrestados actuaban en la ciudad de Madrid y en las localidades madrileñas de Parla, Fuenlabrada, Móstoles y Leganés, informa la Policía Nacional, que les atribuye 21 hechos delictivos.
En todos los hechos investigados, dos miembros de la banda instaban a las víctimas a utilizar el sistema 'contactless', ya que cuando pasaban las tarjetas por el lector abrían automáticamente su sesión de usuario sin que las mismas tuvieran conocimiento de ello y cuando abandonaban el lugar sin poder usar el cajero los detenidos retiraban las chapas e introducían la contraseña para obtener el dinero en pocos segundos.
Tras ser puestos a disposición judicial por supuestos delitos de estafa y pertenencia a organización criminal, se decretó el ingreso en prisión para tres de ellos.
La investigación se inició el pasado mes de agosto a raíz de la denuncia interpuesta por un hombre de avanzada edad que intentó sacar dinero de un cajero automático que parecía tener un fallo en el teclado.
'Contactless'
Tras intentar hacer uso del mismo en varias ocasiones dos hombres le ofrecieron su ayuda instándole a usar la opción 'contactless' y otro cajero de la sucursal bancaria.
Cuando la víctima usó el otro cajero, apareció en la pantalla un mensaje que indicaba que había sido retirado el máximo dinero disponible de la tarjeta de crédito. Las pesquisas policiales permitieron conocer que tras este hecho delictivo se cometieron otros similares.
Los detenidos incomodaban y agobiaban a sus víctimas para que sacaran el dinero rápidamente intimidándolas tanto en los cajeros ubicados en la vía pública como en los de los de los interiores de las sucursales.
Todas las víctimas se daban cuenta de que habían sido objeto de una estafa cuando desistían de hacer sus operaciones y acudían a otros emplazamientos para sacar dinero o pretendían hacer alguna compra sin que pudieran pagar por haber superado el límite máximo de sus cuentas.
Los integrantes del grupo establecían un previo reparto de tareas de tal forma que uno de los varones se mantenía en la calle próximo a la sucursal bancaria en constante contacto telefónico con los demás, con la misión de alertar de la presencia policial y de la llegada de posibles víctimas.
Manipular los cajeros
Otro se encargaba de manipular los cajeros en los instantes previos a que sus objetivos quisieran hacer uso de los mismos clavando chapas de latas de refrescos en los teclados de tal manera que quedaban totalmente inutilizados al desplazar las teclas de su posición original.
Un tercer componente del grupo tenía la misión de colocarse muy próximo a las víctimas para poder ver el número de la contraseña que infructuosamente intentaban teclear y comunicaba el mismo al resto de manera telefónica a través de unos auriculares.
Finalmente otros dos miembros de la banda distraían a la víctima y simulaban que le ofrecían ayuda para culminar la acción delictiva.
La Policía aconseja a los personas mayores que acudan a los cajeros acompañados por alguien de confianza, utilizar preferentemente los de los interiores de las sucursales, cubrir el teclado con la mano o con un papel cuando introduzcan la contraseña, procurar no sacar grandes cantidades de dinero, domiciliar los recibos y revisar regularmente los extractos y movimientos bancarios. Además, no aceptar ayuda de desconocidos y preguntar a los empleados del banco cualquier duda.