Los héroes no solo existen en las películas, también se encuentran en la vida real. El destino quiso que Edwin Geovanny Castillo, natural de Honduras y residente en el barrio bilbaino de Basurto, se encontrase cerca de la calle Labayru, lugar en el que se registró un incendio este lunes por la mañana.

Había quedado con sus compañeros para ir a trabajar al bar La Parada, en la estación de Abando. De camino, vio “mucho humo a la altura de Autonomía”. En ese instante, tanto Edwin como sus compañeros se acercaron para ver qué estaba sucediendo. “Cuando llegamos, lo primero que vimos era a un hombre pidiendo auxilio”, narra.

Sin pensárselo, le pidió al conductor que parase la furgoneta para sacar una escalera y subirse para rescatar al hombre. “Lo llevo dentro, según vi a Enrique pidiendo auxilio sabía que tenía que rescatarle”, apunta Edwin, quien expone que subió “a rescatar a Enrique sin pensar en que me podía pasar algo”.

Escalera

Mientras escuchaba que lo único que le decían a Enrique era que “sacase la cabeza para respirar”, colocaron la escalera de tal manera que lograron ajustarla a la altura de la ventana del primer piso. “Lo primero que se me vino a la cabeza fue la escalera”, señala.

Una vez dentro, llamó al señor para que se acercase hasta la ventana. “Le puse hacia la escalera para que bajase”, ilustra. Antes de abandonar la vivienda le preguntó si “quedaba alguien más dentro”. “Me veo subiendo la escalera con el humo encima mio, imagínate cuando saco a la persona mayor y sigo dentro otra vez”, recuerda.

En el interior continuaba Begoña. Había mucho humo dentro de la casa pero Edwin no desistió y continuó llamándola para tratar de sacar a la mujer con vida. “¡Hábleme, dónde esta!”, le decía a Begoña pero tan solo escuchó tres golpes en la pared. Apunta que “eso se puso horrible, no pude ver, los ojos me ardían y sentía que me asfixiaba”.

Mientras la intensidad del fuego, el humo y el viento iba en aumento, no cesó en su intención de sacar a Begoña con vida. “Me entró humo por la boca y me tuve que volver. Empecé a toser y a escupir, estaba escupiendo negro”, argumenta.

Sus compañeros, desde el exterior de la casa, le llamaban porque “veían que se estaba poniendo muy feo”. En ese momento, según añade Edwin, bajo ningún concepto pensó que su vida corría peligro. “Tragas humo y sientes que los pulmones se te cierran”, sostiene.

Minutos frenéticos

Sin embargo, tuvo que abandonar la vivienda porque vio que “no podía más. Uno trata de hacer las cosas lo más rápido posible. Si me hubiese quedado más tiempo dentro me hubiese muerto, el fuego y el humo eran muy intensos”, puntualiza recordando los minutos frenéticos que vivió en el interior de la vivienda.

En los siguientes segundos entraron los Bomberos de Bilbao a la vivienda para tratar de salvar la vida de la mujer. Finalmente falleció de una parada cardiorrespiratoria.

Edwin tiene una espina clavada por no haber podido rescatar a Begoña. “Lo siento por la señora, ese es el dolor que me da”, destaca a la vez que reconoce que aun estando dentro le iba a costar “al ser una persona en silla de ruedas”. “Uno siempre trata de que no haya víctimas”, expone.

El héroe del incendio ocurrido en la calle Labayru no sabía que el hecho iba a tener tanta repercusión. La gente le dice que es un héroe pero él no se considera como tal. Lo hizo porque es algo que lleva innato, una acción que, tal y como reconoció, “si me enfrento a una situación similar lo volvería a hacer”.