Este miércoles no circulaba por las calles y establecimientos de Urbi otro comentario que no fuera el referente al incidente vivido el martes por la noche. Unos disparos sobresaltaron a los vecinos de este barrio de Basauri cerca de las 22.00 horas. Eran el remate a una trifulca entre familias de etnia gitana, que afortunadamente se saldó sin heridos, aunque sí con tres detenidos, todos ellos hombres de 36, 31 y 25 años, acusados de intento de homicidio. El uso de armas de fuego se sale totalmente de lo cotidiano en esta zona. No obstante, sí se percibe por parte de los residentes de Urbi y de los del colindante barrio de Ariz un incremento de la inseguridad, sobre la que este incidente ha puesto el foco.

"Tienen sus movidas, pero lo de ayer es exagerado", apuntaba el responsable de un bar muy próximo al lugar de los hechos. Se refería a la familia que vive en la conocida como Casa Negra, un bloque de pisos -actualmente con la fachada de color rosa- de donde salieron los disparos que, por suerte, no impactaron en ninguna persona y solo causaron daños en un vehículo. El inmueble se sitúa en el extremo de un parking ubicado junto al paso de nivel que atraviesa la Avenida Urbi, cercano a un polideportivo municipal.

Jaleo e insultos

El testigo se encontraba trabajando en su local cuando se iniciaron los hechos: "Oímos jaleo e insultos. Eran mujeres las que gritaban. Y al de un rato, se oyeron los tiros. Llegó primero una patrulla de la Policía Municipal y dos de las personas implicadas en el incidente se enzarzaron con ellos. Más tarde vino la Ertzaintza, con una patrulla de prevención y respuesta inmediata y se metieron en la vivienda. A la una de la mañana, cuando yo me fui para casa, aún seguían dentro", comenta.

El encargado del bar de la Avenida Urbi dice que son frecuentes los rifirrafes de los residentes en la Casa Negra con otra familia de la misma etnia que vive en un bloque cercano. "Se pelean entre ellos a menudo, pero al día siguiente vuelven a estar juntos", explica. Sin embargo, deja claro que se tratan de trifulcas "entre ellos, no se meten con los demás".

La sensación de inseguridad que se va extendiendo entre la población de Urbi tiene como foco otro lugar, situado a apenas cien metros de la Casa Negra, ya en el barrio de Ariz. A orillas del río Nervión, antes de su unión con el Ibaizabal, en una galería porticada bajo la explanada de las viviendas de la zona conocida como Cartonajes, en la calle Catalunya, se halla un asentamiento de personas migrantes. Viven en condiciones penosas desde hace aproximadamente un año . "Son personas que antes dormían en los locales de la antigua fábrica de Edesa -en la cercana Avenida Cervantes- hasta que les echaron de allí y se trasladaron a ese lugar", explica una vecina del barrio, que reconoce que "ha aumentado la inseguridad, han tenido incidentes con algunas personas del barrio".

Robos, hogueras y música a tope

Más preocupada se mostraba otra residente en la Avenida Urbi. "El otro día robaron a un señor mayor y a una chica le cortaron el paso y se metieron con ella", señala. "Hacen hogueras, ponen la música a tope, se han hecho escritos al Ayuntamiento, pero no pasa nada", añade. De cuatro años aquí, desde la pandemia, hay mucha inseguridad", indica esta vecina del barrio, que lo refleja con un ejemplo que vive en su propio hogar: "Mi hija da comida a una colonia de gatos. Antes iba sobre las diez de la noche para que las palomas no se la comieran. Ahora tiene que ir a las ocho porque no se atreve a salir sola a esas horas".

La situación no difiere al otro lado del Nervión, en el barrio de Ariz. "Proliferan los robos de carteras, móviles y tirones, sobre todo a chavales y personas mayores. A la gente le da miedo andar por la calle a ciertas horas. Son muchos los que, pese a tener la estación a dos minutos, en lugar de volver a casa en metro por la noche, prefieren hacerlo en taxi hasta el portal", apostilla una residente de la zona.

En un estanco de Urbi, su dependienta también reafirma que "de un tiempo a esta parte, la cosa está peor, hay bastantes robos a chavales". De momento, no ha sufrido ataques en su establecimiento. "Por si acaso, tengo aquí al perro para protegerme", dice, señalando al animal.