Es un goteo continuo de actos vandálicos que a algunos les puede parecer graciosos e incluso artístico pero que supone un coste económico sangrante que repercute en el bolsillo de todos. Son los grafitis que jóvenes con afán de protagonista pintan en los trenes y que traen a mal traer, por ejemplo, a las compañías ferroviarias.

Renfe ha hecho balance de lo que le ha supuesto esta actividad delictiva en su parque de trenes que circula por la red ferroviaria vasca, principalmente en Bizkaia, donde más instalaciones acumula el operador. Según indicaron “el vandalismo grafitero en los trenes de Renfe en Euskadi genera un coste a la ciudadanía de 860.000 euros” debido a las 137 incursiones efectuadas lo que implica una cada tres días.

Una cifra que se viene repitiendo año tras año con altibajos y que durante 2022 supuso un coste de 646.000 euros en Euskadi debido a las 208 intrusiones de grafiteros.

Curiosamente más ataques que el pasado año pero que supusieron menos coste. La mayor extensión de las pintadas en los trenes, 2.400 m2 de superficie en Euskadi, estaría en la base de este mayor desembolso. Un dinero que, según indicaron fuentes de Renfe, no solo va a la retirada y limpieza de los grafitis que ensucian los convoyes de Cercanías y que sumaron en 2023 un total de 450 horas de trabajo.

En ese presupuesto se incluye también “los gastos indirectos que se derivan de esta lacra, como la inversión en seguridad, tanto de personal como otros sistemas tecnológicos”, especificaron.

Además de este dinero, que podía destinarse a otras mejoras en el servicio, los usuarios de la compañía estatal ferroviaria también se ven afectados por las acciones de los grafiteros en otros aspectos.

Por ejemplo, “retrasos y trenes suprimidos por carencia de visibilidad o grafitis en los elementos de seguridad que impiden la circulación, frenazos de emergencia para pintar en medio de un trayecto o el olor de este producto químico que resulta muy molesto a los viajeros, entre otros”, aseguraron desde el operador. En todo el Estado, Renfe gastó más de 25 millones en la limpieza de los grafitis en sus convoyes, cerca 70.000 euros diarios.