“Se encontraban en perfectas condiciones. No estaban bebidos ni bajo sustancias estupefacientes”. Con esta declaración y otras similares, hasta cuatro agentes de la Ertzaintza desarmaron el pretexto empleado por los acusados que, durante la primera sesión del juicio oral, defendieron que habían bebido más de la cuenta para justificar que no recordaban nada de la noche de los hechos por los que se les juzga. Se trata de los agentes que, después de recibir el aviso de la paliza que propinaron a Alex, esa misma madrugada se personaron en el parking Nafarroa, donde la Policía Municipal de Amorebieta había retenido a ocho jóvenes para identificarlos y determinar su relación con la agresión.

Según el testimonio de estos agentes que llegaron de apoyo, los jóvenes fueron informados del motivo por el que se les retenía. “Dijeron que no habían participado en la paliza”, declaró uno de los ertzainas, quien evidenció que no mostraron signos de nerviosismo. “Decían que ellos no habían hecho nada”, expuso otro de los agentes. Es más, los ocho jóvenes que fueron retenido “estaban colaborativos, en estado normal”. Esa misma noche se fotografió a aquellos que se retuvo, para que hubiera constancia de cómo iban vestidos. Esta actuación favoreció que posteriormente se pudiera identificar la participación que tiene cada uno de los acusados en la agresión a Alex.

En ese sentido, agentes de la Ertzaintza confirmaron que solicitaron a Euskotren y Renfe las imágenes de las estaciones y los vagones, donde se les veía más “nítidamente”, para poder cotejar la autoría de las agresiones. En la segunda sesión del juicio, en el que declararon hasta 17 agentes –una de ellas a través de una videollamada desde Bangkok–, también testificaron algunos de los agentes que participaron en la detención de los acusados. Según expusieron, tanto Cristopher Antón R. como Diego Antonio M. entregaron voluntariamente la ropa que llevaban el día de los hechos. En palabras de los agentes, no necesitaron que les detallaran qué prendas se les requería.

También testificaron dos de los agentes que se personaron en las inmediaciones de la campa de Jauregibarria a las 3.00 de la madrugada, donde una ambulancia, en compañía de un agente municipal de Amorebieta, ya estaba atendiendo a Alex. “Al principio decía que no había visto nada. Es posible que tuviera miedo”, alegó uno de los agentes sobre el amigo de Alex, que estaba con él en el momento de los hechos. Según manifestaron los etzainas que hablaron con él, después de que Alex recibiera la paliza optó por desplazarlo unos metros, “para poder pedir ayuda”.

El testimonio de este testigo, en concreto, será clave en las siguientes sesiones en las que se desarrollará la vista oral. El proceso continuará hoy con la declaración de más agentes de la Ertzaintza. En los próximos días testificarán también agentes de la Policía Municipal de Barakaldo y de Amorebieta, además de dos agentes de la Guardia Civil de Burgos, donde presumiblemente se detuvo a Kevin F. A partir de la semana que viene será el turno de hasta 23 testigos, además de los peritos y médicos forenses que detallarán los daños irreversibles que los agresores provocaron en la víctima, que padece un daño neurológico irreversible.