Güeñes - “Hace un mes había comprado un sofá nuevo, acababa de arreglar la casa... Lo que tengo está ahí”. Dos cajas con documentación y unas botas fue todo lo que Marlene pudo sacar ayer de su domicilio, un primer piso de la calle Iorgi de Sodupe, tras el fulminante incendio originado al arder el taller de tapicerías de vehículos situado en los bajos del edificio. La peor parte se la llevó el propietario del negocio familiar que ocupa el local desde hace décadas. “Estable dentro de la gravedad”, según confirmaron desde el hospital de Cruces, sufre quemaduras de segundo y tercer grado en brazos y piernas por intentar sacar a la calle un coche que comenzaba a coger fuego sobre las 10.15 horas por causas que la Ertzain-tza está investigando. La Navidad tampoco empieza bien, sobre todo para los habitantes de las cinco viviendas que miran hacia la fachada principal y resultaron más afectadas. El Ayuntamiento de Güeñes proporcionará techo a quienes no puedan alojarse con sus allegados.
Con todo, aseguran que a ellos sí les ha tocado la lotería porque la voracidad de las llamas y la rapidez con la que se propagaron hicieron temer consecuencias más trágicas que los desperfectos materiales. Y, por suerte, la mayoría de los inquilinos se encontraba fuera estudiando, en el trabajo o apurando las compras para los días festivos que se avecinan. “Estamos bien y es lo que importa”. Cubriéndose la boca con un pañuelo, José Liñares, de 84 años, su mujer, sus dos hijas y las mascotas de la familia salieron a la calle escoltados por los bomberos todavía con el susto en el cuerpo. Cumplieron a rajatabla sus indicaciones de quedarse dentro “hasta que vinieran a buscarnos” y “colocar una toalla mojada para protegernos del humo”. Dotaciones de los parques de Balmaseda y Urioste -un total de 16 efectivos con cinco motobombas y dos escalas- se desplazaron a la calle Iorgi nada más recibir el aviso. Hasta entonces hubo quien recurrió a un extintor e incluso un Bizkaibus se detuvo para intentar ayudar. Los bomberos se marcharon a las 13.00 horas tras controlar el incendio y recorrer todas las casas para cerciorarse de no dejar a nadie dentro -no sin momentos de tensión, al no hallar en la suya a una mujer de avanzada edad que estaba sola en el segundo piso, a la que otros vecinos habían conducido a la cuarta planta-.
Algunos residentes pudieron entonces subir a recoger sus efectos personales. “Se va a mirar en detalle cómo está el edificio. El problema es que se ha cortado la acometida de gas y en la época en la que estamos...”, señaló el alcalde, Imanol Zuluaga, que mostró su preocupación por el estado del herido. El taller de tapicería “lleva aquí toda la vida”, indicó Anastasio García, que vive en el bloque. Según apuntaban otros conocidos, su actual responsable representa la segunda generación familiar al frente de la empresa.
A partir de ahora toca evaluar y reconstruir los daños. Ziortza Urkijo y su pareja se confesaban “disgustados e impotentes” por que hace poco habían concluido una reforma de su hogar. “He llegado y he visto las llamaradas subiendo por la fachada”, decía ella. El suceso hizo aflorar la cara más solidaria de los vecinos de Sodupe, que enseguida se ofrecieron para acoger a los damnificados.