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Una mujer acaba encerrada en la gasolinera que estaba atracando en Ortuella

La detenida, tapada con una bufanda, amenazó con un cuchillo al empleado

Una mujer acaba encerrada en la gasolinera que estaba atracando en OrtuellaFoto: DEIA

Ortuella - Dicen que la experiencia es un grado, y Andoni Rodríguez, un joven empleado de la gasolinera del hotel de Ortuella que ayer sufrió un atraco frustrado, sacó nota de su temprano aprendizaje en este tipo de sucesos, ya que hace dos años fue objeto de otro asalto. Su sangre fría y su sentido común le ayudaron a resolver con éxito una delicada situación provocada por una mujer de unos 35 años que se acercó al mostrador de la estación de servicio y le exigió, cuchillo en mano, la recaudación de la caja.

“Yo no me lo pensé dos veces. Le abrí la caja y la dejé que cogiese la recaudación que había en ese momento, unos 200 euros, ya que hacía poco que había hecho una retirada de dinero a la caja de seguridad”, recuerda este joven de 27 años que comparte tareas en la estación de servicio con su padre, José Antonio.

Sin embargo, Andoni vio la oportunidad de frustrar el robo en el momento en que la atracadora se dirigía a la salida. Para ello bloqueó las puertas automáticas y se cobijó en una oficina dotada de puerta de seguridad lejos del alcance de la asaltante. Ello provocó la ira de la ladrona que, “al ver que se había quedado encerrada, comenzó a insultarme y a destrozarlo todo”, recuerda este joven. Estos dos robos que ha sufrido Andoni no son los únicos que se han registrado en el establecimiento, ubicado en la frontera entre Trapagaran y Ortuella. Desde que abriera hace siete años, han recibido la visita de los atracadores en seis ocasiones. La última fue ayer, cuando Andoni Rodríguez -que lleva trabajando en la gasolinera de Ortuella desde sus inicios- se encontraba solo en la estación.

“No había ningún cliente en ese momento”, reseña a DEIA el joven trabajador, quien relata cómo hacia las 16.30 horas una mujer, con la cabeza cubierta con un gorro y una bufanda, entró en el establecimiento. Andoni la saludó como hace con todos sus clientes, pero no obtuvo respuesta. Y fue este detalle el que le puso en alerta.

Premonición Sus sospechas se hicieron realidad segundos después. La mujer sacó un cuchillo de cocina, se acercó a él y le amenazó con herirle si no le entregaba el dinero de la caja registradora. No se lo pensó dos veces y dejó vía libre a la atracadora. Ella cogió los 200 euros del botín y, una vez cumplido su objetivo, se dirigió hacia la salida, situada a unos doce metros del mostrador. En ese momento, Andoni aprovechó para bloquear las puertas de acceso a la tienda, mientras él se refugiaba en la oficina de seguridad del local, desde donde dio aviso a la Ertzain-tza. En diez minutos, varias patrullas de la comisaría de Muskiz se personaron en el lugar. Abrieron la puerta del establecimiento y procedieron a la detención de la mujer, quien había dejado el espacio de exposición al público completamente arrasado en su ataque de ira.

“No paró de insultarme y de tirar todo lo que se encontró a su paso”, explica Andoni, quien además apunta que, durante la detención, la mujer “decía que estaba mal de la cabeza”.

Templanza Ayer, Andoni y su padre José Antonio tenían el turno de tarde en la gasolinera. Quiso la casualidad que, en el momento que la atracadora entró en la estación de servicio, el joven estuviera solo, ya que su padre se había desplazado a la zona del hotel contigua al local. Allí estaba con un primo del joven, también empleado en el establecimiento hotelero. “Ellos no se enteraron de nada”, confiesa Andoni, con cierta sorna y haciendo gala de una templanza inusual. “Nos han atracado siete veces, las últimas veces con nosotros dentro”, dice Andoni y añade que “ya ni se molestan en hacerlo de noche”.