Bilbao - El acusado de un homicidio en el barrio Azbarren de Basauri el 2 de julio de 2012 M.G.G., de etnia gitana, negó ayer ser el autor de la muerte de un mecánico colombiano de 29 años, A.R.M., durante un presunta compraventa de droga en la segunda sesión del juicio que se sigue en la Audiencia de Bizkaia.
El acusado declaró que el joven colombiano se enfadó con él por un presunta deuda entre ambos por un tema de drogas. "Marica, ya me estás hartando pagándome poco a poco. No eres serio, chaval. Espéreme un momentico", declaró que le dijo. Acto seguido, "sacó una pistola que llevaba en la cintura, yo intenté quitársela y, de repente, ¡bum! Se escuchó un disparo y salí corriendo asustado", declaró ayer M.G.G., de 28 años, ante el jurado popular.
El acusado reconoció que el día de los hechos había quedado con A.R.M., su presunto camello al que había conocido en una discoteca y que "tenía material bueno y me suministraba cocaína cada una o dos semanas", según afirmó. Además, en ocasiones, "me daba a probar mercancía para ver si era buena", apuntó. Durante su intervención, el detenido aseguró que el motivo de la discusión fue que "le debía 800 o 1.000 euros y solo tenía 250 o 300 euros. Le dije que esperara hasta el día 30, que cobraba mi padre, para que pudiera pagarle la mitad. Él se cabreó, fue hacia una furgoneta negra y luego volvió y sacó la pistola", relató. Según su versión, después del disparo, la víctima subió "corriendo" a la furgoneta en la que viajaban otras personas y se marchó. Luego, el acusado entró en una casa cercana y se quedó "dos o tres horas escondido para consumir el material, los tres o cuatro gramos" que le dio la víctima antes del suceso. De madrugada pagó "unos 200 euros" a una persona para que le llevara a Valencia, "porque tenía miedo de que mataran a mi mujer y a mi hijo". Ya en tierras levantinas, compró una pistola "en el barrio chino por 400 euros" para defender a su familia porque se sentía "amenazado" por los colombianos. Posteriormente, fue detenido en la estación de autobuses de la ciudad del Turia cuando esperaba la llegada de su hermano, que portaba 4.000 euros durante la detención. "La familia consiguió el dinero para mí, reuniendo entre todos, para que pudiera darle al niño", explicó.
La Fiscalía mostró varias grabaciones telefónicas en lenguaje caló en las que, presuntamente, el detenido habla con familiares y otras personas sobre el crimen y el dinero que necesita. Sin embargo, M.G.G. afirmó no poder reconocer ninguna de las voces, de las que un informe ha determinado, tras un cotejo de voceo -que el acusado se prestó a realizar según su letrada-, que no puede concretarse que sea él quien hable. - C. Zárate