A lo largo de su historia, las empresas pasan por diferentes etapas, en muchas ocasiones influenciadas por el contexto económico y la situación de los mercados, pero en otras ocasiones, también por el modelo organizativo. Esta evolución puede llevar al fracaso, pero puede ser exitosa, como el caso de Lancor, una firma industrial cuya transformación en cooperativa le ha permitido alcanzar uno de los mejores momentos de su historia.

Lancor S. Coop se crea como consecuencia de la necesidad de las propias personas trabajadoras que sienten que deben decidir el futuro de la empresa. Porque la toma de decisiones del trabajo diario no podía ser adoptada por personas que no tenían vinculación con la empresa. Porque la fórmula que iba a permitir dar una nueva oportunidad al proyecto empresarial, donde las personas socias participasen en la organización y pudiesen consensuar las decisiones, tenía un nombre: el modelo cooperativo.

Hasta 2013, cuando se funda Lancor S.Coop, la empresa tenía la denominación Lancor 2000 S.L. y, a su vez, procedía de otro modelo de sociedad anónima desde los años 40 (Elorriaga S.A.). La trayectoria de Lancor 2000 tuvo sus altibajos hasta que en 2005 se llevan a cabo diferentes decisiones que desembocarán en la transformación en sociedad cooperativa.

Koldo Saratxaga y Jabi Salcedo (K2K) coordinaron un proceso por el que la empresa se incorpora a Ner Group e inicia así un cambio en la organización del trabajo con equipos autogestionados orientados al cliente y con la premisa de ser eficientes y transparentes.

Con los datos económicos ya a su favor se plantea un nuevo desafío: el cambio generacional. “Comenzaron a jubilarse los trabajadores de la sociedad limitada y se incorporaban otros que no tenían participaciones”, explica Jabi Salcedo, actual coordinador de Lancor. Es decir, la propiedad de la empresa estaba fuera de la organización por lo que las decisiones las tomaban personas totalmente desvinculadas del proyecto que no conocían los aspectos más fundamentales. La posibilidad de la transformación en cooperativa cobra cada vez más fuerza, y finalmente se lleva a cabo.

Proceso de transformación

En 2011 comienza un proceso de transformación que ha resultado ejemplar en el tejido empresarial vasco y que culminó en 2013. Se trataba de dar cabida a todas las personas, incorporar a los trabajadores como nuevos socios y no dejar a nadie fuera. Además, se llegó a un acuerdo muy importante y en estos dos años de proceso se decidió no hacer el reparto del resultado de la actividad y destinarlo a ayudar en la transformación en cooperativa.

En octubre de 2013 nacía la nueva Lancor sociedad cooperativa con un acuerdo unánime de la asamblea y unos valores que ya habían sido asumidos desde la entrada en Ner Group. “Hubo un cambio en la forma de trabajar, orientado hacia el cliente, siendo más eficientes y transparentes, sin jerarquías, poniendo a las personas en el centro del proyecto empresarial y haciéndolas responsables de su trabajo”.

Con más de 80 socios, Lancor S. Coop es un ejemplo de éxito organizativo y empresarial. “No hay limitación de cooperativistas, por lo que las personas que se van incorporando al proyecto a los dos años pasan a ser socias. Además, desde 2018 los resultados son muy buenos”, apunta Salcedo. Así, la cifra de venta en el último ejercicio supera los 20 millones de euros y el resultado de actividad es de 1,9 millones de euros. La buena trayectoria económica tiene mucho que ver con la forma de trabajar en Lancor, donde no existen jerarquías. “Son equipos autogestionados donde no hay jefes ni mandos intermedios y consiguen ser muy eficientes”. Jabi Salcedo es el nuevo coordinador que conoce muy bien el proyecto empresarial, al que ha estado ligado en varias etapas. Su idea es saber conjugar bien los valores cooperativos con el estilo Ner.

En esta etapa como empresa cooperativa, Lancor también ha hecho una apuesta decidida por la diversificación, la tecnología y la internacionalización. Dedicada al diseño y fabricación de motores y generadores eléctricos, en los últimos ejercicios además de trabajar en el sector de elevación se ha abierto a otros sectores como el de la minieólica, la elevación de cargas en grúas de construcción y los motores de tracción para vehículos de bajas potencias.