Compromiso con su entorno social, compromiso con la mujer en el mundo laboral y, por supuesto, compromiso con el medio ambiente y el mundo marino. Son algunas de las premisas que han guiado el camino de la firma bermeana que este año se prepara para celebrar sus 100 años de vida.

Un siglo de experiencia acumula esta empresa, centrada en la fabricación y comercialización mayormente de túnidos en sus diferentes especies y condimentaciones. Bonito del norte, atún claro, atún, en latas, pouches o en los productos elaborados a mano como los frascos de cristal, las tradicionales panderetas con el escabeche características de Campos o las deliciosas y valoradas ventrescas son las principales joyas que llevan sus firma.

Muchas cosas han evolucionado en estos 100 años. Su compromiso con el medio ambiente, fundamentalmente con el mundo marino, se remonta también a los orígenes de la marca, aunque resulta obvio pensar que en los últimos tiempos ha cogido una mayor relevancia.

Algunos de los ejemplos que atestiguan este respaldo por parte de Campos con la naturaleza es que la conservera ha sido la primera en Euskadi y segunda en España en obtener el ISO 14.001 en el año 2001, trabajando de forma constante en la reducción del consumo de energía y agua o en la generación de residuos.

Además, en 2007 fue la primera en todo el Estado en certificar la cadena de custodia de los productos de pesca certificada MSC (Marine Stewarship Council) y en 2019 ha sido pionera en la certificación del atún de pesca responsable APR que vela además por las condiciones socio laborales en la pesca.

Miembro de ISSF (International Seafood Sustainability Foundation) y de INPLF (International Pole and Line Foundation), la compañía se abastece únicamente de pescado gestionado y capturado de manera sostenible. Otro aspecto medioambiental a destacar es que la conservera ha tomado como propios los compromisos del TUNA 2020, establecidos en la Declaración de Trazabilidad del Atún 2020 del Foro Económico Mundial, en la que destaca además de los compromisos con una cadena de suministro del atún socialmente responsable, su respaldo con la trazabilidad del atún. De esta manera, a partir de las fabricaciones, el consumidor final de sus productos puede comprobar on line, la especie con la que ha sido fabricado, qué barco lo ha pescado, en qué zona de pesca, en qué periodo y mediante qué arte de pesca. Es un ejercicio de transparencia con los clientes y responsabilidad con los caladeros del atún, que ha conllevado un gran esfuerzo conjunto de todos los que hacen posible que el atún llegue a los negocios o mesas de los consumidores.

Tras 100 años de duro trabajo, este año la compañía se prepara para celebrar su centenario como marca, haciendo llegar a sus clientes todo lo bueno del mar, al tiempo que mira el futuro con optimismo, compartiendo nuevos retos con el esfuerzo y la ilusión que les caracteriza.