El alimento que te ayudará a hacer mejor la digestión después de la comida de Navidad

La comida de Navidad suele ser uno de los momentos más esperados del año, pero también uno de los más exigentes para el estómago. Platos abundantes, mezclas de alimentos, sobremesas largas y, en muchos casos, algo más de alcohol de lo habitual hacen que la digestión se vuelva lenta y pesada. Por eso, cada 25 de diciembre se repite la misma pregunta en muchas casas: ¿hay algo sencillo que ayude de verdad a digerir mejor?

Si hay que señalar un solo alimento que, en general, ayude a la digestión tras una comida copiosa como la de Navidad, ese es la manzanilla. No es una moda ni un remedio milagro, pero sí una de las opciones más seguras, eficaces y universales para aliviar la sensación de pesadez.

La manzanilla tiene propiedades digestivas y calmantes. Ayuda a relajar el sistema gastrointestinal, reduce los espasmos intestinales y puede aliviar molestias frecuentes tras grandes comidas, como gases o hinchazón. Además, al tomarse caliente, favorece la sensación de bienestar justo cuando el cuerpo empieza a notar el exceso.

Por qué es una buena elección después de Navidad

A diferencia de otros alimentos o infusiones más intensas, la manzanilla destaca por ser suave. No resulta irritante, no interfiere con el descanso y suele sentar bien incluso a personas con el estómago sensible. Por eso se recomienda como primera opción tras comidas especialmente abundantes.

Otro punto a su favor es que no añade más carga digestiva. La manzanilla no introduce grasas, azúcares ni estimulantes que puedan complicar aún más el proceso digestivo. Lo ideal es tomar una infusión de manzanilla unos minutos después de terminar la comida o durante la sobremesa. No hace falta que esté muy concentrada: una preparación normal es suficiente para notar algo de alivio. Si se quiere mejorar el sabor, una cucharada de miel es suficiente.

Un clásico de toda la vida

La manzanilla es una de las plantas medicinales más antiguas y utilizadas en la cultura mediterránea y europea. Su uso se remonta a la Antigüedad, cuando ya era empleada por egipcios, griegos y romanos para aliviar molestias digestivas y calmar el cuerpo. A lo largo de los siglos se ha consolidado como un remedio popular transmitido de generación en generación.

En cuanto a sus beneficios, destaca por sus propiedades digestivas, antiinflamatorias y calmantes: ayuda a relajar el estómago y los intestinos, reduce gases y espasmos, y favorece una digestión más ligera tras comidas copiosas. Además, su efecto suave y no estimulante la convierte en una infusión bien tolerada por la mayoría de las personas, incluso antes de dormir, lo que explica por qué sigue siendo hoy una de las opciones más habituales para cuidar el estómago después de comer.