La hinchazón abdominal es una molestia frecuente, especialmente durante los meses de calor. En verano, el cambio en la alimentación, el aumento de bebidas frías, las comidas copiosas fuera de casa y una menor actividad física pueden acentuar este problema. Aunque no siempre se trata de un problema médico grave, la sensación de tener el abdomen inflamado puede resultar incómoda y afectar tanto al bienestar como a la confianza personal.

Reducir la hinchazón abdominal es posible si se comprenden sus causas y se introducen cambios simples pero efectivos en la rutina diaria. Con algunas pautas, se puede disfrutar del verano sin esa sensación de pesadez que tanto molesta.

¿Por qué se hincha el abdomen?

La distensión abdominal puede deberse a múltiples factores. Uno de los más comunes es la acumulación de gases en el aparato digestivo, que suele estar relacionada con la forma de comer, el tipo de alimentos ingeridos o incluso el estrés. Comer demasiado rápido, tragar aire al hablar o mascar chicle, y la ingesta de bebidas gaseosas pueden contribuir a este problema.

Los alimentos ricos en fibra fermentable, como las legumbres, las crucíferas (brócoli, coliflor), o algunos edulcorantes artificiales, también pueden causar gases. Además, las intolerancias alimentarias, como la lactosa o el gluten, pueden provocar distensión abdominal en personas sensibles. En verano, al cambiar los hábitos alimentarios, es habitual abusar de helados, fritos o bebidas azucaradas, que ralentizan la digestión y aumentan la hinchazón.

Por otro lado, el calor puede provocar retención de líquidos, que a su vez genera inflamación generalizada, incluyendo el abdomen. Este fenómeno es más común en personas sedentarias o con problemas circulatorios.

El calor puede provocar retención de líquidos, que a su vez genera inflamación generalizada, incluyendo el abdomen. Freepik

Qué hábitos ayudan a evitar la hinchazón

Para reducir la barriga hinchada, es fundamental revisar la alimentación y adoptar algunos hábitos saludables. En primer lugar, masticar bien los alimentos y comer despacio favorece una mejor digestión. Es aconsejable evitar hablar mientras se come o beber con pajita, ya que ambas acciones aumentan la cantidad de aire que entra en el aparato digestivo.

También conviene reducir el consumo de alimentos ultraprocesados, ricos en sal y azúcares, que no solo promueven la retención de líquidos, sino que alteran la flora intestinal. Apostar por una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras cocinadas, proteínas magras y cereales integrales, puede ayudar a regular el tránsito intestinal y reducir los gases.

Las infusiones digestivas, como la de menta, manzanilla, anís o jengibre, son una excelente opción tras las comidas. Estas plantas tienen propiedades carminativas y antiinflamatorias que pueden aliviar la hinchazón. El agua con limón en ayunas también es una práctica popular que, aunque no tiene efectos milagrosos, puede favorecer una digestión más ligera si se acompaña de una dieta adecuada.

Incorporar alimentos probióticos, como el yogur natural o el kéfir, también puede ser útil para mantener una flora intestinal saludable, lo que influye directamente en la reducción de gases y la hinchazón.

Las infusiones digestivas, como la de menta, manzanilla, anís o jengibre, son una excelente opción tras las comidas. Freepik

La importancia del movimiento

El ejercicio es otro pilar clave para combatir la barriga hinchada. El sedentarismo ralentiza la digestión y favorece la acumulación de gases. Caminar al menos 30 minutos al día o practicar actividades como el yoga, que incluye posturas beneficiosas para el abdomen, puede mejorar significativamente el tránsito intestinal y aliviar la presión abdominal.

El movimiento también ayuda a evitar la retención de líquidos, favorece la circulación y contribuye al bienestar general. En verano, aprovechar las primeras horas del día o el final de la tarde para ejercitarse puede marcar la diferencia.

Caminar al menos 30 minutos al día o practicar actividades como el yoga, que incluye posturas beneficiosas para el abdomen, puede mejorar significativamente el tránsito intestinal y aliviar la presión abdominal. Freepik

Consejos extra para un verano sin hinchazón

Además de cuidar la alimentación y moverse con regularidad, hay otros pequeños gestos que pueden ayudar a evitar la distensión abdominal. Evitar el exceso de bebidas con gas, no abusar del alcohol y mantenerse bien hidratado son tres claves fundamentales.

Dormir bien también tiene un impacto directo en el sistema digestivo. El descanso adecuado regula las hormonas implicadas en el apetito y reduce el estrés, que en muchas personas se traduce en molestias intestinales.

Si, a pesar de seguir estas recomendaciones, la hinchazón es persistente o se acompaña de dolor, cambios en las deposiciones o pérdida de peso, es recomendable consultar con un profesional médico. Podría tratarse de un problema digestivo subyacente que requiera atención específica.